Lección de política

Gracias a la gran lección de política real que el PSOE nos ha dado este fin de semana a todos, España seguirá gobernada por Mariano, cosa que a los catalanes nos va de perlas para reafirmarnos en que la mejor –y única- opción es coger el dinero y salir corriendo. Por suerte, Miquel Iceta ha vuelto a Barcelona con algunos arañazos pero sano y salvo, aunque desconozco cuánto tiempo le durará la cabeza sobre los hombros. Tampoco sé si el primer secretario del PSC sabe tanto de costura como para coser los restos de su partido sin que se noten las marcas de las cuchilladas, pero viendo cómo las gastan, Iceta haría bien en mirar a banda y banda antes de cruzar la calle. No querría que acabara descosido igual que su querido Pedro Sánchez.

Intentaré hacer un análisis constructivo del esperpéntico espectáculo político que nos han ofrecido esta semana Isidoro y su banda de rufianes. La primera constatación es que los que todavía se creían que el PSOE era un partido de izquierdas y sensible con las periferias peninsulares han podido constatar que si es alguna cosa, es todo lo contrario. La segunda, es que las barbaridades que hemos visto y oído en boca de unos cuantos barones sin título confirman que el partido de Pablo Iglesias agoniza y que tarde o temprano acabará devorado por el partido del otro Pablo Iglesias como le ha pasado a Izquierda Unida. No se puede entender esta encarnizada lucha entre tiburones desesperados si no es en un contexto de extinción inminente.

En medio de todo este lío, donde han jugado tanto las venganzas personales como las discrepancias ideológicas, es de juzgado de guardia el papel jugado por el grupo Prisa del maquiavélico Cebrián y de su siniestro consejo asesor. Los tendenciosos titulares y editoriales del diario El País desacreditando al ex-secretario general socialista y culpándolo de todos los males que el PSOE acumula desde la época de Zapatero el Mentiroso, bien valen una lección magistral de periodismo sobre la invisible línea que separa la información de la propaganda más zafia. Vaticino para este periódico un final tan triste como para el PSOE: el lector progresista buscará consuelo en otros brazos y el lector conservador nunca lo leerá porque ya tiene a Marhuenda.

Siguiendo con el análisis crítico, no puedo evitar preguntarme dónde han estado escondidos estos días los miles de militantes que los socialistas aseguran tener y que votaron por Pedro Sánchez en el último congreso.

Más allá del centenar de exaltados congregados el pasado sábado ante las puertas de la sede de Ferraz haciendo escraches a los miembros críticos del comité federal, no he visto ninguna gran movilización de las bases para dar apoyo a su secretario general en su suicida pulso contra el aparato. A ver si al final pasará con el PSOE lo que pasaba con las asambleas de ICV: decían que asistirían 600 delegados y resulta que después la mitad de las sillas estaban vacías. Todavía recuerdo como si fuera ayer lo mal que lo pasaron los del gabinete de prensa cuando les hice notar que la mitad de los delegados se habían perdido por el camino. Supongo que en Iniciativa se pensaban que los periodistas no sabíamos contar.

El sarao montado por los socialistas ibéricos no sólo ha tapado el anuncio de neverendum del desmelenado Carles Puigdemont para el año que viene. También ha hecho que la pantomima de primarias organizada por los convergentes barceloneses para renovar teóricamente su cúpula haya pasado prácticamente desapercibida. Como era de prever, la votación la ha ganado la orgánica y hermanísima Mercè Homs, apadrinada por un Xavier Trias en horas bajas y salud delicada. Por lo que se ve, los convergentes también subestiman a los periodistas como los ecosocialistas y piensan que no sabemos distinguir entre renovación y recambio.

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