Vicki Álvarez es la persona clave que, con su testimonio, permitió desmantelar el entramado de negocios y cuentas opacas del clan Pujol. Su declaración ante la UDEF, a finales del año 2012, ratificada posteriormente ante el magistrado de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, fue el desencadenante de las investigaciones judiciales y policiales que han puesto al descubierto la enorme fortuna escondida por la familia del ex-presidente de la Generalitat en paraísos fiscales y los sistemas irregulares empleados para acumularla.
Ex-pareja de Jordi Pujol Júnior, Vicki Álvarez fue localizada en Barcelona y convencida por el comisario José Villarejo para que explicara en la UDEF y en la Audiencia Nacional todo aquello que sabía y había visto en los numerosos viajes al extranjero que hizo con el primogénito del ex-presidente de la Generalitat. Para ganarse la confianza de Vicki Álvarez, el comisario se hizo pasar en todo momento por un colaborador del diario El Mundo y del CNI con el nombre falso de Javier Hidalgo.
Desde que se destapó la guerra sucia en la cúpula policial, con el enfrentamiento a muerte entre los comisarios Marcelino Martín Blas y José Villarejo y la filtración de las conversaciones entre el ministro Jorge Fernández Díaz y Daniel de Alfonso, el ex-director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), Vicki Álvarez es objeto de una presión muy directa. Desde entornos jurídicos y mediáticos se le intenta convencer para que declare que fue forzada por José Villarejo-Javier Hidalgo a ir a la UDEF y a la Audiencia Nacional.
La estrategia es clara. Si Vicki Álvarez afirmara ahora que José Villarejo-Javier Hidalgo la obligó a ir a declarar, entonces todas sus anteriores declaraciones podrían ser consideradas nulas y, de este modo, el caso Pujol quedaría invalidado de raíz al desdecirse el testigo clave. Pero, a pesar de estas presiones descaradas, en las cuales también participa una conocida periodista, Vicki Álvarez aguanta y mantiene que todo lo que dijo ante la policía y el juez fue por voluntad propia y sin ser «forzada» por José Villarejo-Javier Hidalgo.
