La vertebración peninsular

La decisión de la Comisión Europea de inyectar 300 millones de euros en las obras del tren de alta velocidad que tiene que conectar Lisboa con Madrid explicita que en Bruselas tienen las cosas claras. Ante el «despiste» de los gobiernos portugués y español -que mantienen este proyecto estratégico paralizado y a medias-, las autoridades comunitarias han considerado que el llamado Eje Atlántico es prioritario y han desbloqueado una importante partida presupuestaria para acabar los tramos que faltan entre Madrid y Badajoz, para que la línea llegue hasta la frontera.

En los tiempos de vacas gordas, la conexión por AVE entre Lisboa y el centro de la península empezó con ímpetu. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el primer ministro José Sócrates habían anunciado que el proyecto sería una realidad en 2013. Pero el brutal estallido de la crisis financiera y los drásticos recortes presupuestarios aplicados por sus sucesores, Pedro Passos Coelho y Mariano Rajoy, comportaron la paralización de los trabajos, en el caso de Portugal, y su ralentización, en el caso del Estado español. Pero ahora Bruselas -que sabe leer los mapas- ha decidido reactivarlo.

Aunque desde Cataluña, la conexión Lisboa-Madrid nos pueda parecer a primera vista un proyecto «lejano» y «ajeno», para nosotros tiene una vital importancia geoeconómica. Unir en alta velocidad la capital ibérica del Atlántico con la capital ibérica del Mediterráneo vertebra racionalmente la península y nos abre un abanico de potencialidades hasta ahora inéditas y inexploradas.

La historia debemos respetarla y asumirla, pero no podemos ser prisioneros de ella. La división política de Iberia, herencia de un trágico y desgraciado pasado, es un sangriento anacronismo en pleno siglo 21 y en el marco de la Unión Europea. Portugueses, castellanos, catalanes, vascos y tutti quanti estamos haciendo el burro negando una evidencia clamorosa: la península podría ser uno de los lugares más prósperos del planeta si entendiéramos que es el hub donde confluyen América y Asia, Europa y África.

En este sentido, también resulta de gran trascendencia que Caixabank pueda culminar en los próximos días la compra del banco portugués BPI a través de la OPA que ha presentado. Madrid es, desde hace cuatro siglos, un «papus» para Lisboa, que tiene miedo -y con razón- de sus afanes expansionistas. Por eso, que una entidad financiera catalana entre en el mercado bancario de Portugal es un factor de equilibrio inteligente y significa un importante paso adelante en la concreción de la dimensión peninsular.

La demografía manda y determina: Lisboa (2,8 millones de habitantes), Madrid (4,5 millones) y Barcelona (3,3 millones) son las tres principales metrópolis de Iberia. Podemos vivir de espaldas o trabajar juntos. Nosotros decidimos.

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