El principal sindicato del campo catalán, Unió de Pagesos (UP), ha convocado una concentración en Mollerussa este jueves para protestar contra las condiciones que sufren los productores de leche en Catalunya.
Según denuncian, esgrimiendo datos del Ministerio y del Departamento de Agricultura, el sector lechero catalán sufre una grave situación marcada por un precio medio de origen (0,31 euros/litro) inferior a la media de los costes de producción (0,3531 euros/litro). También exponen que la industria está dejando de adquirir leche a ganaderos individuales y a grupos enteros: hasta 32 explotaciones de un total de 605, según sus datos, han quedado marginadas el año pasado.
UP, además, se queja de que el sector emplea la leche como producto reclamo, incumpliendo la normativa: consideran que se malogra la imagen del producto por el hecho de entrar en una guerra de precios.
Asimismo, este sindicato acusa a la Administración de permitir la proliferación de macrogranjas en perjuicio de otras explotaciones y denuncia que los intermediarios compran leche a precios bajos que se destina a fabricar leche en polvo, que acaba a menudo yendo a parar a la industria que no quiere comprarla directamente al productor.
El cártel de la leche
El marzo del año pasado, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) fijó una multa de 88,2 millones de euros a empresas y agrupaciones gremiales del sector lácteo que operaron como un cártel al menos de 2000 a 2013.
En cuanto a Catalunya, Competencia detectó comunicaciones reveladoras de Leche Pascual (una de las sancionadas hace un año): «La competencia directa entre las industrias que intervenimos en Catalunya no existe. Donde nos encontramos es en los grupos de ganaderos, pactamos la subida de 5 pesetas y ha encajado perfectamente» y «Se comenta la situación de precios en Catalunya previstos para el mes de diciembre, con una bajada de entre 2 y 3 pesetas por parte de todas las industrias, a excepción de Danone que lo hará en enero de una manera global»».
El Gremio de Industrias Lácteas de Catalunya (GIL) era considerado entonces el coordinador de los pactos de precios.
