La cúpula de Endesa, con su presidente Borja Prado al frente, será investigada por el gigante energético italiano Enel, máximo accionista de la compañía, a raíz del escándalo de los espionajes.
Prado puso en marcha el año pasado un dispositivo para controlar cuales de sus altos directivos filtraban información corporativa a la prensa y ahora Enrique Durand, jefe de auditoría, ha iniciado un expediente para determinar si la vigilancia sobre los teléfonos móviles y los ordenadores de los altos ejecutivos se puede perseguir con la ley en la mano o bien si es sólo algo éticamente reprobable.
Fuentes cercanas a Endesa citadas por El Confidencial, medio al que se pasaba información desde la cúpula de la eléctrica, indican que el objetivo es conocer el alcance del dispositivo montado por Prado, con el que vigiló al ex consejero delegado Andrea Brentan, al ex secretario del consejo de administración Salvador Montejo, al ex director general en América Latina Ignacio Antoñanzas y al ex responsable de relaciones institucionales Alfonso López.
Según el mismo digital, se prevé que Durand hable con Prado y que el informe que elaborará pase a manos de José Bogas, consejero delegado, para que lo remita al consejo de administración, que controla Enel.
