España, antes rota que roja

El 5 de diciembre de 1935, el portavoz conservador en las Cortes españolas, José Calvo Sotelo, hizo una intervención que se sintetizó periodísticamente en la expresión: «España, antes roja que rota». Calvo Sotelo consideraba que una España gobernada por los rojos sería un desastre, con la familia tradicional deshecha, la propiedad privada suprimida, la libertad personal anulada y el triunfo de la violencia y el descontrol total de las masas. Pero entendía que eso sería pasajero. En cambio, si España se rompía ya no habría marcha atrás.

Mariano Rajoy debe pensar lo contrario. Desde hace años impulsa la ruptura de España para mantenerse en el poder central y combatir a sus adversarios ‘rojos’. El ex-presidente de la Generalitat, José Montilla, lo dijo hace ocho años: «El PP prefiere una España rota que gobernada por los socialistas». Estábamos en 2007 y aún no se había producido el fallo del Tribunal Constitucional que, según muchos analistas, está en la base del crecimiento del apoyo al independentismo en Catalunya.

Han ido pasando los años y se han sucedido las acciones del PP que avalan la idea de que no le preocupan tanto las tensiones entre comunidades en España como perpetuarse en el poder. Comenzando por el recurso contra el Estatuto de Autonomía de 2006 al Tribunal Constitucional y terminando con la nueva legislación concebida para que este órgano sancione al presidente de la Generalitat si incumple sus sentencias.

Rajoy sabe que sus decisiones alimentan el secesionismo catalán. Del mismo modo que sabe que le permiten retener votantes tradicionales que quizás perdería sin el gancho de la dureza contra los separatistas.

Por eso preocupa este PP herido electoralmente. ¿Hasta dónde llegará en este juego de despropósitos interesados que benefician a la vez a Junts pel Sí y a la peligrosa filosofía popular del Separados por el No? El artículo 155 de la Constitución, que permite adoptar medidas para revertir decisiones de las comunidades autónomas, ha entrado ya en escena. El Gobierno español no le hace ascos pero ¿cómo lo aplicará, si es que se decide a hacerlo?

Cuanto peores sean los resultados del PP previstos por las encuestas ante las elecciones generales del 20-D más predispuesto estará su presidente a adoptar medidas que lo presenten como el líder duro contra el separatismo que la España «calvosoteliana» reclama.

Performances como la que se organizó con motivo de la declaración de Artur Mas ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya pueden provocar alergia intelectual. Pero la predilección del presidente del Gobierno por agravar el contencioso antes que perder su silla provoca más que urticaria. ¡Da miedo!

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