El pasado sábado, 26 de julio, durante la boda de la hija de la hija del empresario y vicepresidente del Barça Carles Vilarrubí, en la Cerdanya. Este es el marco donde el presidente de la Generalitat Artur Mas, el consejero de la vicepresidencia, Francesc Homs, el secretario de Presidencia, Jordi Vilajoana, y el consejero de Justicia, Germà Gordó, han expuesto sus intenciones sobre Jordi Pujol, informa El Confidencial.
Ese digital señala que el núcleo duro convergente explicó a algunos de los asistentes que esperan -en la línea de las declaraciones del nuevo número dos de CDC, Josep Rull– que Pujol deje todos sus cargos en CDC y CiU cosa que el mismo Pujol ya habría propuesto días atrás.
Ahora, la misma información indica que el ex Molt Honorable podría abandonar por propia iniciativa Catalunya y su destino más probable seria Alemania, donde conserva buenas relaciones. A Pujol, por cierto, que se formó en el Colegio Alemán de Barcelona, siempre le había preocupado acabar como Helmut Kohl, con su carrera política manchada al final. Al ex canciller alemán durante cuyo mandato se logró la reunificación le salpicó el escándalo de la financiación de su partido.
Privilegios en peligro
Por otro lado, Vozpópuli publica este lunes los privilegios de Pujol como ex presidente, pagados por la Generalitat y previstos por una ley del 2003, promovida por su último Gobierno. Entre estos figuran personal a su disposición (chófer y servicios de seguridad, entre ellos) y una oficina de 400 metros cuadrados en el Paseo de Gràcia. Además, está su pensión vitalicia -un 60% del sueldo de Artur Mas-, que es equiparable a los 6.000 euros mensuales que, más o menos, cobra Mariano Rajoy cada mes.
