El COI es una de las entidades transnacionales más ricas del mundo, con una reserva de 900 millones de dólares según anunció su ya ex presidente, Jacques Rogge. La cuarta candidatura de Madrid a unos Juegos Olímpicos, tercera consecutiva, competía con Tokyo, que ya había celebrado los Juegos de 1964 y repetía por segunda vez seguida, y Estambul que buscaba su quinto intento. Las tres cargaban con un punto débil. La capital española sufre una tasa de desocupación cercana al 25% y el país está inmerso en una crisis económica sin precedentes. La ciudad turca ha vivido recientemente disturbios masivos contra el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan y teme el inminente estallido de un conflicto bélico de alcance internacional en la vecina Siria. Por su parte, Japón vive bajo la amenaza nuclear después del terremoto y posterior tsunami de 2011 que causó el accidente en la central de Fukushima.
Este teórico plano de igualdad previo, al que se había cogido la candidatura española como tabla de salvación, ha quedado en nada teniendo en cuenta la holgada victoria de Tokyo en las votaciones. La austeridad con la que Madrid 2020 se ha mostrado en el mundo, la candidatura de bajo coste que han proclamado sus impulsores, la alcaldesa Botella y el presidente del COE, Alejandro Blanco, no es la clase de propuesta que espera recibir el Comité Olímpico Internacional. El nuevo modelo por el cual apostaba Madrid, con gran parte de las infraestructuras ya construidas fruto de las candidaturas del 2012 y 2016, no ha convencido. El COI ha mirado hacia Japón, hacia Asia, hacia el Oriente emergente que se ha convertido en las últimas dos décadas en el epicentro económico del mundo y que le garantiza máxima inversión y beneficios.
No es casual, pues, que, bajo el mandato de Jacques Rogge, entre Juegos Olímpicos de verano, de invierno y Juegos de la Juventud, el COI haya escogido una ciudad asiática por quinta vez en 12 años: Pekín 2008, Singapur 2010, Nanjing 2014, Pyeongchang 2018 y Tokyo 2020. Japón, después de una etapa marcada por el estancamiento, vuelve ahora a crecer económicamente bajo el mandato de Shinzo Abe y su política bautizada como Abenomics. Con un presupuesto de 3.500 millones de euros que prácticamente triplica el de la candidatura madrileña, y que incluye la renovación del Estadio Olímpico de 1964 y la construcción de una flamante villa olímpica, la opción de Tokyo 2020 no ha encontrado competencia en las propuestas turca y española.
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