Las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, preparan un ataque en Siria para los próximos días, según han informado los enviados internacionales de la ONU a miembros de la oposición siria. La ofensiva se defendería por la supuesta utilización de armas químicas por parte del régimen que lidera El Asad y que este fin de semana denunció Médicos sin Fronteras.
La acción pretende disuadir al gobierno de El Asad de volver a utilizar armas químicas y en ella participarán los Estados Unidos, algunos países de la Unión Europea, Turquía y algún país árabe. El presidente francés, Francois Hollande, ya se ha mostrado partidario de «castigar» a los responsables de la «masacre química» de Siria, mientras que el primer ministro británico, David Cameron, reunirá este jueves al Parlamento inglés para decidir sobre su participación en el ataque.
Por de pronto, Estados Unidos ya tiene preparadas a sus fuerzas armadas para atacar en el momento en que Obama dé la orden, según ha explicado el secretario de Defensa, Chuck Hagel, en la BBC. La idea es realizar una operación militar mediante misiles lanzados desde el mar y dirigidos a objetivos militares, según ha informado The Washington Post. El sofisticado sistema de misiles tierra-aire del régimen sirio desalienta una operación aérea, que podría contar con muchas bajas.
Posibles consecuencias de un ataque a Siria
El principal problema de un supuesto ataque a Siria es que el gobierno de Bachar Al Asad cuenta con importantes apoyos que pueden tomar represalias. Por un lado, Rusia ha emitido un comunicado en el que alerta sobre las consecuencias «catastróficas» de un ataque y acusa a los rebeldes de estar detrás del uso de las armas químicas como engaño para la intervención extranjera. El gobierno sirio es un estratégico aliado para los rusos, que cuentan en este país con su única base naval del Mediterráneo.
Por otro lado, un ataque a Siria también podría suponer represalias para Israel, por parte del mismo ejército sirio o de las milicias libanesas de Hezbollah. La población israelí ha reaccionado en las últimas semanas aumentando la compra de máscaras de gas ante la posibilidad de un ataque químico.
Otro de los importantes aliado de Al Asad es Irán, que ahora que cuenta con un presidente moderado que ha aceptado debatir sobre su programa nuclear podría reaccionar rompiendo las negociaciones e intensificando su armamento.
