Los técnicos no consideraron “crítica” una agresión previa del recluso que mató a la cocinera de Mas d’Enric

El equipo de la prisión no le pasó el test para evaluar el grado de peligrosidad a pesar del puñetazo a otro interno

    Cerca de un centenar de personas concentradas a las puertas de la prisión de Mas d'Enric en rechazo a la muerte de una trabajadora a manos de un interno (ACN)

    El equipo multidisciplinario de la prisión de Mas d’Enric, en Tarragona, consideró que el puñetazo que en octubre dio a otro interno el recluso que, posteriormente, en marzo, apuñaló mortalmente a una cocinera del centro no fue un incidente “crítico”. Por eso, no se volvió a evaluar el riesgo de reincidencia de este preso con el test RisCanvi -un algoritmo que determina el grado de peligrosidad de los internos- y volvió a trabajar en la cocina poco después, sin haber cumplido la sanción, según ha avanzado el diario Ara y ha confirmado la ACN.

    En abril de 2016, el preso, I.S.O., mató, también con un cuchillo, a una mujer con quien había tenido contactos anteriormente y se presentó voluntariamente a la comisaría de los Mossos d’Esquadra más próxima. Inmediatamente, fue encarcelado en Mas d’Enric y, en 2018, fue condenado a once años de prisión por asesinato con los atenuantes de confesión y embriaguez. Fue clasificado en segundo grado, el régimen ordinario, y habría podido salir en libertad en abril de 2027. Desde su ingreso, su paso por la prisión había sido correcto, sin relacionarse mucho con otros internos, pero sin ningún conflicto importante, con buena conducta y “digno de confianza”.

    Según las 14 veces que pasó el RisCanvi, su riesgo de reincidencia y de violencia intrainstitucional fue siempre bajo, excepto mayo de 2020, al inicio de la pandemia de covid, cuando fue medio. En todas las evaluaciones de comportamiento o de participación en talleres y el trabajo en el CIRE obtenía buena nota. La consejera de Justicia, Gemma Ubasart, dijo en el Parlamento una semana después del crimen y suicidio de marzo que el recluso había tenido una evolución “favorable” y nada hacía prever que tuviera una reacción como aquella. El último RisCanvi que pasó fue en julio de 2023 y, aunque teóricamente se tiene que pasar cada seis meses, desde julio a marzo, cuando cometió el crimen de la cocinera, no lo había vuelto a pasar.

    En octubre del 2023 dio un puñetazo en la cara a un interno, de quien decía que lo insultaba. Reconoció los hechos y no se enfrentó a los funcionarios, que lo aislaron a su celda durante aquel día. Posteriormente, fue sancionado a once días de aislamiento a su celda por estos hechos, pero en marzo la sanción todavía no se había cumplido. Los trabajadores de la prisión lo instaron a participar en actividades de intervención psicosocial, pero él no quiso. Esto hizo que no pudiera progresar de grado, pero no le impedía seguir trabajando para el CIRE. Según él, no tenía apoyo social o familiar fuera del centro, y por lo tanto no tenía muchos incentivos para tener permisos de salida o el tercer grado. Además, según el Ara, no había pagado la indemnización a la familia de la mujer que había matado en 2016, a pesar de que había acumulado más de 8.000 euros trabajando en prisión.

    El 5 de enero de 2024, después del puñetazo, la Junta de Tratamiento aprobó que I.S.O. volviera a trabajar a la cocina con unos resultados del RisCanvi que no estaban actualizados y que todavía indicaban que el riesgo de reincidencia era bajo. Hay que decir, con todo, que la Junta podría haber aprobado igualmente que el preso volviera al trabajo aunque el resultado de la reevaluación hubiera indicado que el peligro era medio o alto, pero la decisión se tomó sin esta información.

    El interno hacía cuatro años que trabajaba en la cocina, excepto en los últimos meses de 2023 a causa de la sanción por el puñetazo, y había llegado a jefe de grupo porque tenía formación y dedicación. No había ninguna queja contra él de ningún compañero ni de la cocinera muerta. De hecho, los responsables de la cocina pidieron al CIRE y a la Junta de Tratamiento que lo readmitieran después de la sanción de octubre pasado. Además, como el equipo multidisciplinario, que es quien hace el seguimiento diario del interno en el módulo, consideró que el puñetazo de octubre no era un incidente “crítico”, no tuvo que pasar el RisCanvi, como sí que habría pasado si se hubiera considerado crítica aquella agresión. De hecho, el protocolo sobre el test establece que se tiene que pasar cada seis meses y también después de un incidente crítico.

    Fuentes internas de la prisión tarraconense consultadas por el diario precisan que en aquel momento la psicóloga responsable de hacerlo estaba de baja y que nadie de la dirección les avisó de que había que volver a hacer la prueba. Por otro lado, el Departamento de Justicia recuerda que el RisCanvi no es la única herramienta que usan los técnicos para evaluar el riesgo de reincidencia y que no es un instrumento automatizado.

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