Laporta se ve forzado a plegar velas y enfriar su ataque frontal a Nike

Contra las enormes expectativas generadas por él mismo en su singular ‘Aló Presidente’, en la reunión clave de la junta de esta semana no se aprobó ninguna alternativa y, al contrario, se puso freno a la escalda de amenazas

Antes de celebrarse la reunión ordinaria mensual de la directiva de Joan Laporta, la prensa y el entorno digital hicieron correr ríos de tinta sobre dos cuestiones principalmente: la movida en torno a la relación con Nike y el nombramiento del nuevo vicepresidente económico, sustituto de Eduard Romeu, cuya dimisión fue formalmente aceptada en esa cita del martes pasado. De hecho, la confirmación de esa baja de peso -al menos en el orden jerárquico y de las teóricas funciones del más alto cargo responsable de las cuentas del club- fue el único acuerdo del cual dio cuenta el aparato de comunicación en los siguientes términos: “Tal y como se explicó el 14 de marzo pasado, Eduard Romeu comunicó su intención de dejar sus funciones en el FC Barcelona para dedicarse plenamente a su labor profesional. La Junta ha querido reiterar su agradecimiento a quien ha sido máximo responsable de las finanzas del Club durante los últimos tres años y ha sentado las bases para la recuperación económica de la entidad. Eduard Romeu seguirá vinculado al Club a través de la Fundación Barça y como consejero independiente del BIHUB”.

Sobre el resto de las deliberaciones, propuestas o decisiones, ni una palabra y, lo que todavía es más sospechoso, ni una sola filtración. Silencio y desinformación que sólo pueden responder al hecho de que ninguno de los dos temas fue puesto sobre la mesa. Si de verdad Laporta quería evitar que sus directivos se fuesen después de la lengua con los periodistas, la única forma posible era no ponerlos al corriente sobre los detalles de una guerra que ya ha entrado en un conflicto legal si hay que hacer caso de lo dicho por Laporta en ese primer Podcast que los medios ya han bautizado popularmente como ‘Aló Presidente’, por la semblanza de su estilo de gobierno autoritario y dictatorial de Venezuela.

El polémico enredo con Nike que, según la directiva tiene su origen en una serie de incumplimientos por parte de su patrocinador, se había convertido en un tema diario de noticias y debates a lo largo de las últimas semanas, sobre todo en base a las filtraciones internas de la propia junta sobre las alternativas y las ofertas millonarias que justificaban dejar atrás la relación con Nike. Una enciclopedia de frivolidad, improvisación y especulaciones sobre si Hummel, Adidas o Puma -esta última con viaje incluido de sus ejecutivos a Barcelona retransmitido en directo por ‘Jijantes/BarçaTwichtTV’- o si al club le esperaba una millonada a la vuelta de la esquina si daba el paso de fabricar, distribuir y comercializar su propia camiseta.

Todo humo, más o menos, porque la única clave real de la tensión radica en si el Barça puede romper el contrato con la ley de su lado o si, por el contrario, a menos que Nike ceda y acepte renegociar las condiciones actuales, la vigencia del acuerdo se prolongarás hasta 2028. Laporta, que ha contribuido como el primero a fomentar la disputa y avivar el conflicto a nivel mediático, ha intentado llevar a Nike a ese terreno incómodo y desagradable del conflicto periodísticamente retransmitido en directo con la finalidad de presionar a la marca americana para forzar el diálogo y la renegociación, como así fue en un momento dado cuando su staff mundial -no el de Europa, cuyas relaciones llegaron a un punto de no retorno- viajó a Barcelona para reunirse con Laporta en una cena que tampoco acabó bien.

Desde la junta, sin embargo, las hostilidades han seguido una escalada que el presidente remató en su Podcast anunciando que se había dado curso a una comunicación a Nike dando por hecha la invalidación del contrato en base a una serie de incumplimientos y dejando la puerta abierta a que en la reunión de directiva del martes se adoptase una resolución definitiva sobre la próxima camiseta, la del 125º aniversario, entre las tres opciones que, según la prensa del régimen, contemplaba Laporta: renegociar el acuerdo con Nike, algo prácticamente imposible; poner en manos de Puma su producción, pues se comentaba que se haría cargo de la indemnización de 100 millones a favor de Nike, o bien autofabricarla con los propios medios del club vía BLM.

Al final, tanta expectación para nada, pues realmente el ataque frontal a Nike parece que tiene bastantes más complicaciones de las que parece, en especial en un momento de la temporada tan avanzado, aunque también desde el punto de vista legal, pues sus abogados han empezado a descargar la primera tanda de su artillería paralizando la estrategia inicial del Barça a la hora de optar por otra solución que no sea la de seguir vinculado al actual contrato con Nike.

En cuestión de horas, la propia maquinaria laportista, única responsable de avivar ese fuego contra Nike y de darle alas al propagandismo sobre un deterioro y ruptura inminente de su relación comercial, tanto como de abrir puertas hoy por hoy imposibles ni siquiera a medio plazo, como el aterrizaje de otra marca o la vía autonóma a través de BLM, ha extendido un manto de silencio y de reserva para evitar seguir cometiendo errores y probablemente para aplacar la respuesta de Nike ahora que Laporta la ha conseguido irritar y encolerizar como nunca. Toca plegar velas de momento.

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