Laporta manipula y exagera la deuda neta de la ‘herencia’ en más de 1.000 millones

Aunque afirma que "el Barça está a punto de superar la etapa más oscura de la historia", los indicadores económicos apuntan a que, contrariamente, no ha hecho más que empezar

Joan Laporta

Las barbaridades que Joan Laporta es capaz de decir en tan poco tiempo, apenas lo que dura una entrevista como la concedida la semana pasada sobre la actualidad azulgrana, son de una magnitud y un calado galácticos. De tal dimensión que aún resulta más inconcebible la falta de reacción de la prensa, sobre todo en materia de economía y de finanzas, donde el presidente azulgrana ya ha acreditado su absoluta incapacidad, además de haber exhibido un insultante desprecio con respecto al patrimonio del FC Barcelona que viene saqueando sistemáticamente.

Laporta se quedó tranquilo cuando le preguntaron por la situación económica y, mostrando un semblante sonriente y un tono de voz inequívocamente satisfecho, respondió con uno de sus monólogos más chistosos y delirantes: «Si cumplimos con el fair play, se acabará la etapa más oscura de la historia del club. Está previsto que se logre sin necesidad de vender activos, aunque el traspaso de jugadores nos puede ayudar. Cuando llegamos, teníamos 500 millones de pérdidas y 1.500 de deuda. Si el año pasado ya dimos beneficios y respondimos con una cantidad importante de fondos propios y reestructuramos la deuda, ahora vamos por muy buen camino. Hemos reducido deuda con la Liga de 1.850 millones a 652, hemos reducido la masa salarial deportiva en 172 millones. Para tener fair play tenemos que tener resultados positivos, que los tuvimos gracias a las palancas, es cierto, y ahora habremos rebajado la masa salarial que es la que nos permite LaLiga”.

Realmente, es complicado concentrar tantas inexactitudes en una parrafada tan corta. La cuestión más preocupante radica en saber si cuando se dirige a una amplia audiencia es consciente de que le echa más imaginación que otra cosa o solo está hablando sobre lo poco que sabe, o entiende, convencido de conocer el terreno que pisa. En un primer análisis, la deuda a la que alude, en un abanico que va desde los 1.500 millones y los 1.850 millones, está hinchada verbalmente entre los 900 millones y los 1.250 millones. O sea, entre más el doble y cerca del triple, según sus estimaciones. Precisamente, como el propio presidente alude a la deuda de LaLiga, se está refiriendo, igual que lo especifica la memoria oficial del club, a la deuda neta según el criterio marcado por la patronal para aplicarles a todos los clubs una métrica idéntica. Evidentemente, las auditorias desmienten y contradicen su inventiva, sin duda recurrente cuando se trata de seguir maldiciendo el pasado y la herencia de Josep Maria Bartomeu para seguir desviando el foco de los graves problemas financieros y económicos que ha provocado su torpe gestión desde el 7 de marzo de 2021.

La memoria del ejercicio 2020-21, el peor por culpa de la pandemia, la firmó la directiva recién elegida de Joan Laporta, conteniendo el siguiente epígrafe: “La deuda neta a 30 de junio de 2021 es de 680 millones de euros. Teniendo en cuenta que el total de las inversiones realizadas en el desarrollo del Espai Barça es de 122 millones de euros, la deuda ajustada es de 558 millones de euros”. Para exagerar el escenario, sin embargo, Laporta fue soltando durante la campaña, y tras tomar posesión del cargo, que la deuda era de 1.300 millones, porque sus asesores, como ahora, le susurraron que se refiera a la deuda bruta -o sea, inexacta y embustera- para influir negativamente entre el electorado azulgrana respecto de la última junta.

Si se compara con el mismo epígrafe de la memoria 2022-23, cerrada también por Laporta y aprobada por los socios en octubre pasado, las diferencias no son notables: “La deuda neta siguiendo el criterio establecido por la LFP a 30 de junio de 2023 -puede leerse- es de 552 millones de euros (608 millones a cierre de 30 de junio de 2022). Este dato confirma el segundo año consecutivo de reducción de la deuda según criterio LFP, rompiendo la espiral inflacionaria de deuda iniciada desde 2017 hasta 2021. La deuda neta según criterio de la LFP no incluye las deudas asumidas dentro del Fondo de Titulización que financia el Espai Barça”.

Por lo tanto, entre el registro de la peor herencia de la historia, al menos según el neobarcelonismo, de 558 millones y el que arroja el último balance, de 552 millones, la diferencia es de solo 6 millones, apenas sustancial ni relevante analizada objetivamente. Si se quiere entrar en detalles, en junio de 2021, el club había dejado de ingresar casi 400 millones sobre el año 2018-19 como consecuencia del cierre de las instalaciones decretado por la covid a lo largo de toda la temporada. Por el contrario, en junio de 2023 pasado, el propio Laporta venía presumiendo de haber sacado al enfermo de la UVI y de haberse beneficiado de nada menos que de 808 millones de beneficio como resultado de las palancas, beneficios netos directamente a la vena de las necesitadas cuentas del club que, como por arte de magia, se han esfumado en las torpes manos del presidente.

Buena parte de esas reservas, que desde luego también formaban arte de la herencia, han acabado finalmente reflejados como superávit en la cuenta de resultados del último ejercicio, exactamente de 350 millones, gracias a la venta de un porcentaje de los derechos de TV la Liga y de la controvertida venta del 49% de Barça Studios. ¿Dónde ha ido a parar el resto de los 458 millones de esas ganancias? Por desgracia para el FC Barcelona, el desgobierno y la improvisación del mandato laportista habían provocado un incremento récord de los gastos a 1.165 millones y una congelación de los ingresos que siguen casi 200 millones por debajo de los registros prepandemia. En ningún caso ha servido esa pérdida de activos y de futuros ingresos para reducir una deuda que sigue en los mismos niveles que hace tres años, aunque ahora del todo injustificadamente. La bravata de afirmar que se ha pasado de una deuda neta de 1.500 millones a una de 552 millones es otra mentira perversa que solo se sostiene si en ese juego de palabras el presidente, de forma alevosa y malintencionada, compara la deuda bruta de una temporada con la deuda neta de otro.

Un truco mediático sin riesgo, pues a ninguno de los periodistas a los que se enfrenta regularmente en este tipo de entrevistas le interesan los matices y las claves de la economía azulgrana, y mucho menos rebatir o desmentir las mentiras del presidente. Para las demás argumentaciones de éxito y de recuperación sobre el mismo tema, como la reducción de la masa salarial y el final de la etapa más oscura de la historia, puede aplicarse idéntico escepticismo, pues no es Laporta quien le ha rebajado a frenar en seco el gasto en fichajes y en salarios, sino LaLiga, impidiéndole utilizar más palancas para incrementar su fair play.

El bloqueo y ajuste de las operaciones por parte de LaLiga viene condicionado por dos motivos: por tener excedido el margen salarial, que es de 270 millones contra los 492 millones presupuestados, y porque, como sigue habiendo ese agujero de 40 millones por el impago de la venta de Barça Studios, no es posible ampliar la plantilla, a menos que, como ha sucedido, se registre una baja de larga duración. Según se mire, con ojos y actitud neutrales y escudriñadores un poco más allá de la superficie y detrás del discurso interesado de la presidencia y el seguidismo oficialista del periodismo en general, la etapa más oscura de la historia parece que no haya hecho más que empezar.

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