El rastreo periodístico accionado tras conocerse que el FC Barcelona no había ingresado los 40 millones del fondo de inversión Libero ha permitido descubrir que la plantilla de Xavi Hernández está cogida con alfileres y amenazada con perder efectivos en cualquier momento por culpa de ese incierto estado financiero derivado de la falsa y embustera venta de Barça Studios. El enésimo impago ha servido también para desmentir la nota oficial emitida a primeros de agosto, en la que la directiva anunciaba la reventa de un porcentaje de Barça Studios, poniendo de esa forma fin a la crisis de las inscripciones que el club arrastra desde el regreso de Joan Laporta a la presidencia. Con la llegada del dinero de Libero se debía desbloquear la desactivación técnica de LaLiga en materia de inscripciones y permitir la entrada de más refuerzos, si era necesario, antes del 31 de agosto.
Al menos esa era la idea. Luego sucedió que como Libero necesitaba unos días para realizar sus trámites internos y hacer pasar por caja a sus inversores, LaLiga exigió un aval provisional de la propia junta, de poco más 18 millones, para ajustar, también de forma temporal, un acuerdo de mínimos para que Xavi pudiera disponer de los jugadores fichados y en nómina aunque no todos ellos capaces de acreditar la condición de inscritos y por tanto útiles para el entrenador a todos los efectos.
Así, recién llegados como Gundogan, Íñigo Martínez, Oriol Romeu, Joao Felix y Joao Cancelo fueron presentados y vestidos de azulgrana. LaLiga se creyó, como el barcelonismo y la prensa, mayoritariamente ingenua y entregada, que con el aterrizaje de los alemanes se habían acabado las preocupaciones, los retrasos y las dudas. Se extendió la sensación de que el compromiso de ingresar los 40 millones dentro del último semestre del año 2023 se cumpliría sin problemas ni incidencias.
Sin embargo, por desgracia para el Barça y para vergüenza añadida de Laporta, Libero también se dio a la fuga cerrando la puerta a los refuerzos de invierno que Xavi tanto parece necesitar, incluida la llegada de Vítor Roque, que si finalmente ha podido aterrizar ha sido gracias al infortunio de la lesión de larga duración de Gavi, pues al darse de baja para el resto de la temporada al club se le ha permitido aprovechar un 80% de su ficha para poder registrar el alta de un jugador sustituto, aunque sólo hasta el 30 de junio.
Una decisión no exenta de polémica porque el perfil de Vítor Roque no es precisamente el del centrocampista total de Gavi. La mentira previa a esta decisión muy asociada a la activación de las comisiones generadas por la operación del delantero brasileño, fue justificar su aterrizaje anticipado porque con el dinero de cualquiera de los varios fondos de inversión con los que Laporta asegura estar avanzando un acuerdo -el mismo cuento de hace un año y medio- se podía dar cabida al interior que tanta falta le hace al equipo de Xavi antes del 31 de enero.
Aunque los medios no han dejado de especular con nombres para esa vacante en el once titular, acaba de saberse que si por fin pudiera confirmarse la entrada del dinero de Barça Studios en ningún caso se emplearía fichar un jugador nuevo. Resulta que el aval de la junta, aportado en su mayor parte por Joan Laporta y por el tesorero Ferran Olivé, según algunas informaciones, sólo sirvió para aplicar parches. En realidad, según fuentes del club y de LaLiga, el Barça de Laporta no ha podido inscribir algunos contratos como el de la renovación del propio entrenador, Xavi Hernández, hasta junio de 2025. Tampoco los de la ampliación de contrato de condiciones firmado con Balde o Gavi y de Iñigo Martínez al que sólo pudo inscribirse por una temporada, la actual, como consecuencia del estrecho margen salarial disponible.
Cuando falta una semana apenas para el cierre del mercado de invierno, Laporta ya ha decidido que aunque se produjera el ‘milagro’ financiero de Barça Studios está completamente descartado utilizarlo ahora ante el riesgo de que esos ‘flecos’ pendientes pudieran acabar siendo un problema insuperable dentro del vestuario.
Igualmente, la precariedad seguirá atenazando la actualidad del Barça en materia de fichajes de la misma manera que esa continua referencia a los contactos avanzados con otros fondos de inversión que, según Eduard Romeu, el vicepresidente económico, “están haciendo cola” para entrar en la operación, empiezan a sonar a excusas y a cuento de la lechera.
El fracaso de la venta de Barça Studios no sólo ha afectado a las cuentas de esta temporada, también amenaza con infectar la economía de Laporta si no llega el dinero antes del 30 de junio y el auditor se ver obligado a provisionar el impago como una pérdida, con el agravante de que el 15 de junio próximo debería hacerse efectivo el cobro del segundo plazo de la venta, de otros 60 millones.
La mala prensa financiera en torno a esta operación maldita también está afectando a la propia expectativa de encontrar inversores interesados en un área de negocio que, por ahora, no acaba de arrancar por no decir que tampoco existen expectativas atractivas, ni presentes ni futuras, de que pueda convertirse en un objeto de deseo para el dinero ocioso.
Entre tanto, la misión de Deco, el director técnico de fútbol, es la de encontrar un futbolista que le sirva realmente siempre y cuando pueda llegar cedido hasta final de curso. Otro parche.
