La vida sigue igual en .Cat

Ni sobredosis parmenídea ni olvido de la verdad que encierra el todo fluye heracliteano. En ocasiones, como dijera Aristóteles, la verdad y la virtud tienden al término medio. Y ese parece ser el caso en lo que respecta a la situación de .Cat. Las cosas suelen fluir, pero algunos nudos esenciales, los relacionados con el poder y las prácticas nacionalistas, siguen inmutables.

Dos ilustraciones. La primera: seis pancartas navideñas cuelgan de la fachada del Palau de la Generalitat, un edificio de una institución pública que es de todos y a todos debería representar.

Dos de esas pancartas contienen lemas nacionalistas excluyentes: «Por una Cataluña donde todos puedan vivir plenamente en catalán» (¡como si alguien no pudiera!), «Por una Cataluña que decidirá su futuro democráticamente y en libertad» (la consigna secesionista de autodeterminación). De entrada, más de mitad de la ciudadanía fuera de la fachada.

La tercera: “Por una Cataluña con más maestros y mossos que nunca» (incomprensible dado que el gobierno tiene atribuciones en ambos ámbitos. Por lo demás, ¿más policías que nunca?). La cuarta es contraria al decrecentismo y asocia (neoliberalmente) crecimiento y menos paro: “Por una Cataluña con más crecimiento económico y menos paro». Ninguna referencia a las profundas crisis ecológicas en las que estamos inmersos (¡y eso que llevamos unos tres años de sequía!).

La quinta «Por una Cataluña con igualdad real entre hombres y mujeres». Queda bien, compromete a poco, y de paso no habla también de lucha real contra las profundas desigualdades económico-sociales.

La sexta: «Por una Cataluña comprometida por la paz», no incluye crítica alguna a las actuaciones genocidas del Estado colonial de Israel. Las simpatías con el sionismo están extendidas entre colectivos nacionalistas.

El segundo ejemplo, tomo pie en una información de El TRIANGLE.

El pasado 6 de noviembre el departamento de Presidencia de la Generalitat concedió una subvención a fondo perdido de 124.000 euros a la Plataforma per la Llengua (que se autodefine como ¡la ONG del catalán!). La subvención no aparece en el portal de transparencia de la Plataforma. La información sobre sus subvenciones y los convenios que recibe y firma se detiene en 2020.

En el portal de la Plataforma de ese año constan dos subvenciones concedidas por la OSIC del Departamento de Cultura de la Generalitat. La primera fue de 135.000 euros; la segunda de 625.000. El SOC facilitó otros 40.500. En total, más de 800.000 euros. Remarco: ¡más de ochocientos mil euros! Y hay más. En el registro de subvenciones de la Generalitat constan ayudas a la Plataforma por valor de 2.656.000 euros desde el año 2019 hasta 2023. De media: ¡unos 530.000 euros anuales!

¿Qué tipo de acciones realiza la ‘ONG del catalán’? Un ejemplo. La Plataforma es responsable de una serie de controles en centros escolares. Con o sin autorización de la dirección de esos centros (no tengo seguridad sobre este punto), la Plataforma, esencial y profundamente hispanofóbica, investigó qué lengua usaban niños y niñas en su recreo. Como era de esperar, el castellano (también otros idiomas) estaba presente en sus juegos. Para la Plataforma un escándalo. ¡¡Niños y niñas catalanes hablando en español!! Montaron una campaña ciudadana.cat: dado que el recreo era en tiempo escolar se debía presionar-enseñar a los niños/as que no se comunicaban bien, que no podían usar los idiomas que usaban, que nada de hablar castellano (o árabe o chino), que la lengua que debían usar era la única propia de Cataluña, el catalán. El resto son lenguas extranjeras.

En conclusión: la eterna repetición de lo mismo (con alguna variante secundaria): nacionalismo, nacionalismo y nacionalismo, siempre, eso sí,  subvencionado por gobiernos de la cuerda que proclaman urbi et orbe que ellos están al servicio de toda la ciudadanía.

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