El nuevo ministro de Cultura, Ernest Urtasun, llega al cargo de la mano de los comunes y por la cuota de Sumar en el Gobierno de Pedro Sánchez. A diferencia de sus antecesores de los comunes, Joan Subirats y Manuel Castells, su perfil no será ni técnico ni sectorial. Urtasun, que es un animal político desde muy joven y que se ha dedicado a él desde que empezó a militar en las juventudes de la extinta ICV, quiere ejercer de ministro con un marcado carácter político. Tanto es así que ya en el diseño de su gabinete y de la estructura del ministerio está rellenando el organigrama de perfiles ideológicos que, conociendo la materia cultural con la que tendrán que tratar, tienen en la acción política y de partido su fuerte.
De hecho, Urtasun ya apuntó sus intenciones en la primera intervención en Cataluña, en la reunión de la dirección de los comunes, cuando avanzó que Cultura sería “el verdadero ministerio de la plurinacionalidad” y que la cultura era “la herramienta perfecta para frenar a la extrema derecha” y hacer política ideológica. Con él, los comunes colocan en el Consejo de Ministros a alguien que hará de sus postulados políticos bandera constante, y que podría acabar sirviendo de altavoz de todas sus causas, por mucho que no tengan nada que ver con la cultura.
