La negociación entre Junts y el PSOE ha pasado por muchas fases en las últimas semanas. Públicamente, pasaron de negar que estuvieran negociando la investidura de Pedro Sánchez, a dar por hechos acuerdos tan potentes como la amnistía en cuestión de días. La discreción -y una estricta ley del silencio impuesta a ambos partidos- ha reinado en las conversaciones, lo que ha permitido que se haya podido controlar al detalle lo que se explicaba y lo que no, y sobre todo, cuándo y cómo. En ese contexto, fue sorprendente, pero esperada, la imagen de la reunión entre Carles Puigdemont y el número tres del PSOE, Santos Cerdán.
Ambos partidos distribuyeron vídeo y fotos de la reunión que evidenciaban que las conversaciones estaban bien encarriladas. Se hizo en las dependencias de Junts del Parlamento Europeo. El PSOE vio correcto que estuviera allí. Lo que no sabía era que, al entrar en la sala, tenían los asientos reservados donde deberían sentarse los socialistas debajo de una gran fotografía del 1-O. Puigdemont quería que se viera al PSOE negociando con ellos bajo la imagen del referendo. Los socialistas se negaron y lo consideraron un intento de “humillar públicamente” al PSOE. Finalmente, se sentaron al otro lado de la sala.
