¿Defensa o venganza?

La mañana del 7 de octubre Israel se levantó con un ataque sorpresa, cuando se cumplían cincuenta años de una operación similar que sacudió al entonces joven Estado hebreo. El 6 de octubre de 1973 una coalición de países árabes, encabezada por Egipto y Siria, protagonizó una ofensiva que cogió a los israelíes desprevenidos, en medio de la celebración del Yom Kippur, día de oración y ayuno, el más sagrado del calendario judío.

Entonces Israel se rehizo en cuestión de días, y su victoria acabó con ocupaciones que hicieron que se situara a 100 kilómetros de El Cairo ya sólo 32 de Damasco. Así, Egipto y Siría no sólo no recuperaron el control sobre la península del Sinaí y los Altos del Golán -territorios que Israel había incorporado en 1967 con la Guerra de los Seis Días-, sino que perdieron posiciones.

Susana Alonso

Pero las luchas entre los israelíes y sus vecinos venían de antes: al menos desde la creación de un estado judío en la zona, en 1948. A lo largo del tiempo, también ha habido intentos de establecer la paz, hasta ahora todos fallidos y a menudo con resultados nefastos para algunos promotores. Aparte del acercamiento Egipto-Israel de Camp David (1978), que comportó el asesinato del presidente egipcio Ánwar el-Sadat, las propias autoridades palestinas y el gobierno hebreo estuvieron cerca de la paz.

El período de Yasser Arafat como jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OAP) tuvo una primera etapa, combativa con Israel y su política expansionista sobre territorios palestinos, y un segundo período desde 1988, en el que proclamaría de forma simbólica el estado de Palestina, y después se inclinaría hacia la negociación con el estado judío, con pasos firmes a principios de los 90.

Los Acuerdos de Oslo en 1993 llevaron algo de luz al conflicto, pero se vieron truncados por una serie de eventos. A la notable oposición entre los partidos conservadores hebreos se sumó, en 1995, el asesinato de uno de los promotores del proceso de paz, el primer ministro judío Yitshaq Rabbín, por un radical israelí de ultraderecha. La derrota de su sucesor, Ximon Peres, en las siguientes elecciones, un año después y en medio de una ola de atentados árabes, llevó al poder a Benjamin Netanyahu. Éste, que vuelve a ser primer ministro hoy en día, puso en cuestión los Acuerdos de Oslo y, elevando las exigencias sobre los palestinos, derrumbó el proceso de paz.

Desde entonces no ha habido esperanza para el pueblo palestino, especialmente en Gaza, que en los últimos años ha visto cómo nacía y se fortalecía Hamás. Este grupo político y paramilitar, que tampoco creía en los acuerdos de paz, pasó de ejercer la violencia contra los palestinos que consideraba colaboracionistas de Israel a promover atentados suicidas contra la población judía. Finalmente le disputó el poder a la OLP y en 2007 se hizo con el control de la Franja de Gaza.

Hamás ha impulsado el ataque sobre territorio israelí del pasado 7 de octubre, que habría terminado con unos 1.400 muertos y más de 220 rehenes. Desde entonces y a fecha de cierre de esta edición, la respuesta de Israel han sido constantes bombardeos sobre la franja, provocando más de 5.000 muertes, el 40% niños, y veremos hasta dónde se llega. Países como Líbano, Siria e Irán -de quien se sospecha que podría haber apoyado a Hamás en el ataque-, están al acecho y podrían involucrarse en el conflicto.

El ultimátum dado a los habitantes del norte de Gaza para abandonar sus comunidades, bajo la amenaza de ser considerados colaboradores de Hamás, ha sido uno de los episodios más dramáticos en toda la historia del conflicto. La cifra provisional de 1.400.000 desplazados internos puede ir en aumento, con una población sitiada por los cortes del suministro eléctrico, la ausencia de agua potable, que hace que los niños beban agua salada del mar, y donde la ONU ha detectado brotes de sarna, varicela y diarrea durante la fuga.

Cuando líderes estadounidenses, como Bidden y Blinken, o europeos, como Von der Leyen, hablan del “derecho a defenderse” de Israel, ¿se dan cuenta de que, con el actual gobierno de extrema derecha de Netanyahu, es darle carta blanca para actuar sin miramientos con la población palestina? ¿Lo que hace el estado hebreo es defensa o es aplicar la ley del talión aumentada? Ante esto, quienes tienen alguna capacidad para mediar en este conflicto deberían propiciar un final lo antes posible. Y ojalá algún día se den las condiciones para poner puentes para una paz estable y duradera, como la que se rozó hace 30 años.

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