Un brindis por la convivencia

Los catalanes deberán superar esta etapa de frustración colectiva y recomponer su fractura social (Lola García)

Hubo un momento en que Cataluña parecía un barco a la deriva sin orden ni concierto, y lo peor, una Catalunya a la que tantísimos españoles habíamos idealizado se nos había venido abajo. Recuerdo una noche en el Congreso que unas palabras de Gabriel Rufián hirieron mi corazón y mi alma. Serían la diez u once de la noche y mi desasosiego iba in crescendo. Al final llamé al defensor del lector de La Vanguardia, me parecía que era la única institución que quedaba en pie en Cataluña y donde podría encontrar sosiego y calma.

La Vanguardia está muy unida a la Catalunya del último siglo y ha representado y representa a una parte importante de los catalanes. Es normal que a muy pocos haya dejado indiferente el 142 aniversario de su fundación. Y nunca más oportuno que el lema de la cita fuera “Un brindis por la convivencia”, un eslogan que conecta con las incertidumbres e inquietudes del momento. Era motivo para la reflexión encontrar en el salón de invitados a toda la sociedad española en su pluralidad y diversidad. Desde el Rey de España a Jordi Pujol, pasando por todos los demás, no faltó nadie a la cita. Una fiel imagen de la Catalunya ilustrada, burguesa y liberal, que simboliza este periódico.

Susana Alonso

Sin irnos muchos años atrás, un repaso al diario en esta última década viene a la reflejar la Cataluña del presente con sus contradicciones y déficits. El escritor Arturo San Agustín lo expresó muy bien en su libro, Cuando se jodío lo nuestro. Estamos hablando del final de la etapa de Pujol y Aznar y de la llegada de Pasqual Maragall a la Generalitat y la de José  Antich, a la dirección del periódico. El resultado fue que unos por otros la casa sin barrer, y La Vanguardia perdió su papel de constructor de puentes que muchos añoramos. Era entonces un diario conciliador y moderado, criticaba tanto al PP como al PSOE, y algo menos a Convergencia, pero tenía una plantilla de periodistas de primerísima fila.

La pregunta que muchos nos hacemos ahora es si La Vanguardia volverá a ser el diario de la centralidad política catalana, el diario que nos recuerda a la España ilustrada que representaban personas como Agustí Calvet, más conocido como Gaziel, o  Josep Pla, uno de los más grandes escritores que ha dado Cataluña o Amadeu Hurtado, un político catalán de gran prestigio, un erudito para su época, y lo mismo se puede decir de otros intelectuales, como Joan Maragall y Rafael Campalans…que se convertirán en referentes de la España democrática.

Volviendo de nuevo a la cita del aniversario hay que recordar las palabras de un socialista como Raimon Obiols, al primero que escuché lo del “coraje de la concordia”. El recuerdo de los sucesos de mayo de 1984 en el Parlament, en los que tuvo que soportar las palabras más duras contra la dignidad de su persona por parte de los seguidores de Pujol son escalofriantes y marca el nuevo estilo político y el nuevo país que empezaba a construirse desde la óptica nacionalista. “El PSC traidor” o “en Monarquía o República, los socialistas contra Cataluña”.

¡El coraje de la concordia! Ese podría ser el ejemplo a seguir siempre que hubiera voluntad y determinación para ello. La brecha entre catalanes y entre catalanes y el resto de españoles no es insalvable, solo lo es en la cabeza interesada de algunos pero no en el corazón de la inmensa mayoría. El historiador Josep Maria Fradera considera que, si en los momentos más difíciles del franquismo algunos partidos de la resistencia propusieron un pacto de reconciliación, como no va a ser posible reencontrarse hoy a pesar de las diferencias.

Por último, cómo no recordar la imagen de la joven poeta americana Amanda Gorman en la toma de posesión del presidente Joe Biden. Movía sus manos con delicadeza y sus palabras, sí, sus palabras, nos deslizaban hacía un universo, que ya nada tenía que ver con las “trifulcas” agresivas a las que estábamos habituados. Era el tiempo de la poesía, de una nueva prosa política, para una nación como la americana, que se dice, “inacabada” y dividida.  Palabras, como no, que nos llevan directamente a otro poeta, éste catalán, Salvador Espriu y sus versos sobre “la concordia y no el enfrentamiento” en las que pedía “compresión y generosidad” y afirmaba que “él no había nacido para el odio, sino para el amor”.

Pues bien, no está mal terminar este viaje a la encrucijada catalana con el espíritu de estos dos poetas que tan bien ha sabido reflejar el 142 aniversario de La Vanguardia.

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