Los tres pagos incomprensibles que Laporta esconderá a los socios en la asamblea

Dos consultoras han cobrado 4,1 y 5,1 millones por ‘no’ conseguir vender Barça Media ni completar su salida a bolsa, y sigue sin aparecer la misteriosa plusvalía de 150 millones por la venta del 25% de los derechos de televisión

Joan Laporta

El presidente del Barça, Joan Laporta, hace bien en reservarse el derecho de admisión, participación, interpelación, crítica y hasta de voto en la asamblea del próximo día 21 porque, entre otros problemas a los que se enfrenta, debería explicar y justificar una serie de actuaciones financieras de complicada comprensión y de más que dudosa razonabilidad. Hay tres, en concreto, que apestan a kilómetros de distancia, las tres enterradas bajo palancas y repalancas a las que el socio, entre la opacidad de la junta y las informaciones muchas veces imprecisas de la prensa, se siente completamente incapaz de seguirles el rastro.

La primera, aunque más o menos sugerida en el marasmo de las comunicaciones oficiales de la junta, admite que se firmó un contrato con una sociedad croata, una especie de consultora, a la que pagó 4,1 millones de dólares con el encargo de encontrar un inversor para la recompra frustrada -este verano- de Barça Studio o de Barça Media, como ha pasado a denominarse. Fruto de esa gestión apareció un pagador chipriota cuya identidad no ha sido desvelada y sólo se sabe que se esconde bajo la representación de Nipa Capital, comprometida a pagar 80 millones de los cuales avanzó 20 millones.

El otro fondo presuntamente loco por la música de Barça Media era el alemán Libero, que anunció su intención de adquirir el 9,8% a cambio de 40 millones que debería hacer efectivos este martes, aunque fuentes de la propia junta ya han admitido su arrepentimiento y la necesidad de encontrar con urgencia otra vía de rescate de esa vía de agua provocada por la ilusoria venta del negocio audiovisual y los futuros activos digitales.

En líneas generales, esta actividad no genera ingresos atractivos a través de de Barça Productions -la cabecera inicial de Barça Studios, que facturó 472.000 euros en el año 2021-2022- ni la comercialización digital que la junta estima en 150 millones, eso sí, incluyendo conceptos como la venta online del retail y explotaciones que nada tienen que ver con activos tipo e-sports, Web3, Fan Tokens o NFT. Con bastante motivo, el intento de valorarlo en 400 millones y vender la mitad (49%) a otros socios estratégicos está resultando una misión imposible más allá de la piruetas contables de Laporta.

En definitiva, la junta ha pagado ya 4,1 millones por haber podido cobrar 20 millones, eso a la espera de que el desconocido inversor chipriota acabe pagando el resto en dos plazos concertados en junio de 2024 y de 2025, además de un contrato de consultoría con Barça Media de 5 millones de dólares por cinco años. Si eso es cierto, como asegura la prensa económica especializada, además de la incertidumbre sobre el cobro de este acuerdo, la operación lleva asociados gastos incomprensibles y absurdos.

El segundo disparate financiero emana también de las expectativas de Barça Media en el índice Nasdaq, en un intento más bien cómico de la junta de Laporta por intentar capitalizarla en 1.000 millones para cotizar en bolsa cuando ni siquiera ha podido cerrar la venta minoritaria de la sociedad. Hoy también se sabe que Laporta ha cerrado prácticamente esa posibilidad, inicialmente estructurada sobre una Spac (special purpose acquisition company) cuyo negocio consiste en atraer sociedades interesadas en una salida rápida a bolsa mediante una fusión a cambio del 20% del accionariado.

Lo que también ha trascendido, según revelaba La Vanguardia, es que un socio de Mountain and Co, el «nido» donde se metería Barça Media imaginariamente con sede en las Islas Caimán -un paraíso fiscal reconocido- es el propietario de una consultora que percibirá 5 millones por canalizar una operación que ha nacido muerta. Parece que esas carísimas consultorías el Barça las pagará, aunque ninguna de esas iniciativas vaya a tener un final ni mucho menos feliz. Las Spac se caracterizan por la ausencia de controles previos a su salida en el mercado, por la falta de transparencia y sobre todo por la excesiva valoración que depende exclusivamente del criterio de la propiedad. La consecuencia es que se han dejado de utilizar por el riesgo elevado de reclamaciones y demandas legales.

Por último, aún colea en ese entramado contable de las palancas una cifra de 150 millones por la venta global a Sixth Street del 25% de los derechos de televisión de LaLiga. Laporta contabilizó un ingreso de 667 millones, por lo menos así se anunció y se aprobó en la asamblea, bajo la premisa de que la operación -que en realidad era de 517 millones- generaba una plusvalía de 150 millones. LaLiga de Javier Tebas, sin embargo, no mordió ese anzuelo, según ha explicado Marca en un artículo titulado La Liga ‘dopada’ del Barça, y después de exigirle a la junta de Laporta más claridad, precisión y argumentos, se limitó a admitirle como ingreso lo único demostrable, es decir, los 517 millones reales, porque esos 150 en realidad es una cantidad financiada por el propio club a través de un préstamo solicitado por Locksley, la sociedad donde se han depositado los derechos, externa al club, de forma que esa deuda no consta en la contabilidad conocida.

Ese es el motivo por el cual, cuando hubo que afrontar los siete fichajes de la temporada pasada, entre ellos Lewandowski, Raphinha y Koundé, LaLiga le recortó la previsión de margen salarial y Laporta tuvo que improvisar la venta de Barça Studios por esos 200 millones de los que hasta ahora sólo se han cobrado 40 millones, a menos que se tenga noticia más o menos fehaciente. El diario, que no está precisamente dirigido a un público barcelonista, sino más bien madridista, sostiene que en realidad Laporta utilizó fuegos de artificio financiero para inscribir a buena parte de los jugadores que fueron clave para la conquista de la Liga 2022-2023.

Más allá de esa conclusión, que tiene que ver con una interpretación en clave futbolística, lo cierto es que las gamberradas económicas y financieras de Laporta han convertido el balance y las cuentas en un campo de minas por donde cada vez es más peligroso caminar. Los socios pueden empezar a comprender por qué con ingresos de 1.259 millones hay pérdidas ordinarias de casi 200 millones y por qué los gastos han establecido una plusmarca mundial con 1.165 millones. Ni con veinte asambleas.

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