Chinas

Lucía, Xiang y Claudia son tres chicas de origen chino o con padres chinos que viven en el distrito de Usera, en Madrid, pero que podrían hacerlo perfectamente en Barcelona, Badalona o muchas ciudades catalanas. No existen. Se las ha inventado Arantxa Echevarria, directora de la película Chinas, que se estrena este 6 de octubre.

Os la recomiendo. Viéndola tienes la sensación de descubrir un mundo que intuimos pero que nunca llegamos a conocer cuando nos relacionamos con los chinos que viven entre nosotros. Chinos que todavía lo son y chinos que son ya catalanes o españoles porque han nacido aquí o han superado el lento proceso de obtener la nacionalidad.

Como todo el mundo, voy a bares, supermercados o tiendas de esas que venden de todo, gestionados por chinos. “Trabajo como un chino”, me bromea siempre uno de los que lleva un bar cerca de casa. “Nunca podemos hacer vacaciones”, me responde riendo la china que se pasa diez o doce horas al día en un espacio que no debe hacer ni un metro cuadrado preparando bocadillos y comida para los clientes. Siempre se ríen cuando hablan conmigo y siempre parece que se discuten cuando hablan entre ellos.

Cuesta colarse en sus vidas. Una china, camarera de uno de estos bares de los que os hablo me contó que sufrió bullying en la escuela cuando llegó aquí. Y que no quería que sus hijos pasaran por el mismo trance. Por eso, les llevaba a una escuela privada cara. No me esperaba esa crítica del sistema educativo público catalán. ¿Es así? Es uno de los reportajes que me quedan por hacer o por leer, si alguien se anima.

Arantxa Echevarria se ha animado a describir las vidas de Lucía, Xiang y Claudia y, de paso, la de sus familiares y entorno. Cuando pregunto a mis amigos chinos porque han venido aquí si les toca deslomarse trabajando nunca acabo sacando nada en claro. Tampoco me contestan cuando les pregunto qué piensan de su presidente y de que su país sea una dictadura. No me entienden o simulan que no lo hacen.

De lo que no cabe duda es de que sus vidas no son fáciles. Sus hijos e hijas van creciendo y añaden problemas por sus rasgos físicos a los que tienen todos los adolescentes y jóvenes. Verlos reflejados en una pantalla, aunque sea a través de un ejercicio de ficción nos acerca a ellas y ellos. Es un esfuerzo excelente para dar carta de naturaleza a una realidad que nos parece lejana pero que tenemos muy cerca.

Además de recomendaros que veáis Chinas lo haré también a mis amigos chinos. A ver si así consigo que se abran un poco más y me cuenten sus historias personales. El Google translator es insuficiente para profundizar en la amistad.

Ahora tocaría que alguien filme ‘Pakis’.

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1 comentario en «Chinas»

  1. La impotencia que tuve como profesor de Tecnologia en un 4º de la ESO de un grupo inclasificable como una UAC.
    Tenia una alumna china callada y muy atenta, pero tenia un malparit de alumne catala, que la trataba como una merda, bullyng,
    Defenia constanment a la alumna china, no per ser china, me be , perque el merecia i la situacio era de juzgado de guardia, pero la tutora no feia res, ni la Direcció..
    I suposo que en les atres asignatures pasaria el mateix.
    Institut Salvador Espriu de Barcelona
    NO COMMENT

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