¿Por qué esta edición de Extreme Barcelona no será la mejor de la historia?

Presentació d'Extreme Barcelona

Como se puso de manifiesto con motivo de la celebración de las dos primeras etapas de la Vuelta a España a finales de agosto, la ciudad de Barcelona está perdiendo el carisma y el reconocimiento internacional que la historia moderna le habría proporcionado como una de las capitales europeas del deporte. En los dos días que la Vuelta pisó la ciudad se produjeron problemas graves de coordinación que implicaron directamente la gestión municipal. Ahora, a menor escala, eventos como Extreme Barcelona, que acoge diferentes modalidades de deportes urbanos, están sufriendo las consecuencias de estos mismos indicios de cierta dejadez y indolencia a la hora de tomarse en serio la organización, con la suficiente profesionalidad y acogida de eventos con la categoría y el prestigio de conquistado por Barcelona.

En la órbita del skate catalán ha sorprendido la afirmación del concejal del Ayuntamiento de Barcelona, David Escudé, en la presentación de la competición, que se celebra este fin de semana en el Parque del Fòrum, de estar ante una edición que “será la mejor de la historia”. Lo argumentó en base a la experiencia de 15 años de rodaje y del nivel de la participación de este año que, precisamente, coincide con las pruebas clasificatorias para los JJOO de París del año que viene, que se están celebrando en Lausana, también hasta este domingo. Por tanto, la totalidad de los mejores especialistas en las disciplinas olímpicas se encuentra compitiendo en las ciudad de Lausana, sede del Comité Olímpico Internacional.

Debido a esta circunstancia, la participación de este año se ha visto afectada más que notablemente, quedando limitadas las plazas para competidores que no figuran entre los más destacados del ranking mundial. Si Extreme Barcelona aspiraba a contar con los mejores especialistas -también los más caros-, lo más lógico habría sido mover el evento en el calendario para facilitar su concurso. Al coincidir ambas citas, Barcelona se ha quedado sin los mejores, obligando a los promotores a aceptar un nivel competitivo inferior, aunque también más económico, lo que no se ha traducido, en cambio, en un ajuste a la baja de las subvenciones y ayudas otorgadas por el Ayuntamiento y la Generalitat, que se han elevado, como es habitual en el caso de Extreme Barcelona, a una cifra superior a los 500.000 euros entre ambas administradores. Para los entendidos y organizadores de otras pruebas que suelen llamar a las puertas del consistorio para conseguir ayudas, se trata de cantidades extraordinariamente generosas en proporción a su dimensión y trascendencia deportiva.

Extreme Barcelona nació en su día, hace 15 años, bajo la directa promoción del exdirector y en su momento propietario del diario Sport, Josep Maria Casanovas, a su vez promotor de este tipo de iniciativas facilitadas e impulsadas en buena parte gracias a su poderosa influencia y sus relaciones personales en la órbita de la gestión deportiva en las altas instituciones de Cataluña. Con el paso del tiempo, Josep Maria Casanovas, que ya no tiene vinculación alguna con el medio, aunque firma una columna semanal, ha seguido manteniendo su notoria influencia a la hora de negociar con las autoridades deportivas de la Plaça de Sant Jaume y ha delegado en su hijo, Víctor Casanovas, la representación formal de la empresa que está detrás de todo este operativo.

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