Puigdemont, la investidura y la vía palestina

Ahora que se cumplen 30 años de los fracasados Acuerdos de Oslo entre Israel y Palestina me viene a la mente lo que a menudo se dice de que los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad. O dicho de otro modo, siendo una realidad, guste o no, la existencia del estado Israel, los palestinos por sus propias divisiones y animados por algunos países árabes e islámicos que aseguraban apoyarlos, han acabado rechazando todos los planes de paz. Unos planes que ciertamente buena parte de la clase política israelí ya hizo todo lo posible para que fracasaran. Así, en 1949 los palestinos rechazaron el plan de partición que daba al futuro estado palestino el 50% de la Palestina histórica. Entraron en guerra con Israel y perdieron la mitad de esa mitad, en lo que se conocería como línea o fronteras de 1967.

Tras la guerra de los Seis Días Israel traspasó aquella frontera para anexionarse Jerusalén Este y Cisjordania. Y precisamente por no otorgarles todo el territorio limitado por la línea de 1967 o la de 1949, parte de los líderes palestinos y sobre todo Hamás, rechazaron o mostraron sus objeciones a los acuerdos de Oslo de 1993, que era un primer paso para la creación de un estado palestino en Gaza y la mayor parte de Cisjordania, sin el control de todo Jerusalén Este. Pero hoy con el triple de colonos judíos en Cisjordania, resulta ya impensable que un hipotético estado palestino pueda tener el territorio previsto por los Acuerdos de Oslo. Ciertamente Benyamin Netanyahu gobernando el país casi desde 1996 ha hecho todo lo posible para que los Acuerdos de Oslo no se aplicaran y no se transfiriera más territorios a la autoridad palestina como paso previo al acuerdo definitivo. Los mapas comparados de los territorios palestinos desde 1949 hasta el de las migajas actuales con Cisjordania llena de asentamientos judíos, muestran este camino de derrota en derrota, perdiendo los palestinos todas las oportunidades.

A mí, guardando todas las distancias, mientras escucho a Dolors Feliu exigiendo proclamar la independencia y marcharse, y a políticos independentistas repitiendo que no renuncian a la unilateralidad y afirman con la boca grande o pequeña “que lo volveremos a hacer”, o escucho a Jordi Turull diciendo que no fuimos a la cárcel por Rodalies, si miro el mapa de cómo queda la protección del catalán en la escuela y la garantía de hablarlo en la administración en las Baleares, la Comunidad Valenciana y la Franja, territorios ahora gobernados por el PP y Vox, me recuerda el mapa de la Palestina actual desmenuzada y recortada. Si Junts no da su sí a la investidura de Pedro Sánchez y se repiten elecciones en enero y hay una victoria del PP con Vox, ese recorte del catalán en la escuela y la administración también lo tendremos en Catalunya. El mantra de este blog del PP y Vox y su Brunete mediática es defender la igualdad a los españoles. Igualdad que entienden que sólo se conseguirá arrinconando en la escuela y la administración el catalán y las otras lenguas cooficiales que creen que discriminan a los españoles.

Carles Puigdemont con sus siete diputados en Madrid tiene la llave para que haya un gobierno del PSOE con Sumar que quiere desinflamar Catalunya, resolver agravios históricos y está dispuesto a amnistiar o indultar a los políticos y activistas represaliados por el 1 de Octubre y protestas posteriores. Un indulto general o amnistía que, más allá de que sea impugnada en los tribunales por PP y Vox, resulta imposible aprobarlo antes de la sesión de investidura de Sánchez como querría Puigdemont, contra la que Aznar, Ayuso, la Faes y Vox ya ha llamado a movilizarse en toda España como hicieron en su día contra el Estatut. Así pues, de Puigdemont depende que Cataluña y España con Sánchez en la Moncloa camine hacia un escenario en el que el catalán, el gallego y el vasco se puedan hablar en el Congreso de los Diputados, se blinde el catalán en la escuela y la administración, y se avance para resolver el agravio de las infraestructuras en Catalunya y su financiación, o que recule hacia dónde quieren José María Aznar, FAES, Ayuso, Abascal y Buxadé. Confiamos en que Junts no haga como los palestinos y pierda esta oportunidad, porque si el PP y Vox consiguen la Moncloa, Puigdemont quizás pueda ganar tiempo revalidando el próximo año su escaño en el Parlamento Europeo aunque quizá no pueda tomar posesión si no va a Madrid a acatar la Constitución. Y con una Europa que no nos mira, aunque Puigdemont sí pueda revalidar el acta sin pasar por Madrid, el acta de eurodiputado no garantiza que tarde o temprano no sea extraditado.

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