La agonía de Alberto Núñez Feijóo

El Partido Popular insiste en mostrar su verdadera cara: la de la ultraderecha, señal de que no ha superado su herencia franquista. Es más, se declara defensor de la Constitución, pero demuestra que no la conoce, que no cree en ella, que no la entiende.

La próxima investidura de Alberto Núñez Feijóo así lo ratifica: insiste en predicar en el desierto de la confusión de que debe presidir el Gobierno de España por la virtud de su mayoría parcial de votos, como si el sistema político español fuera presidencialista. No acepta o no acierta a comprender que es un sistema parlamentario, cuya característica fundamental es garantizar la estabilidad política mediante el diálogo y los acuerdos de una mayoría gobernante, evitando los desvaríos de una mayoría parcial.

Quizás esta ceguera mental es la que no le permite ver que su liderazgo se va al garete y que con él arrastra al PP: no se puede guiar con los oídos tapados, ni actuar de espaldas a la realidad evidente. Como la mosca atrapada por un arácnido, ha ido directo a la red tendida por ERC y Junts, que no acudieron a sus respectivas audiencias con el Rey, forzando al soberano a nominarlo y a Alberto Núñez Feijóo a aceptar el encargo de formar gobierno, aunque todo el ambiente político sabe que se tratará de una investidura fallida.

ERC y Junts, con la misma estrategia del silencio empleada por Carles Puigdemont para conseguir que el Reino de España solicitara a la Unión Europea que el catalán, el gallego y el vasco, sean reconocidas como lenguas oficiales, observan desde el rincón de la araña.

Sin embargo, lo más sorprendente es que el líder del PP ha dejado a un lado la prudencia y ha sacado a relucir su desesperación ante el evidente fracaso que le espera. Pareciera resultarle insoportable inhalar el aroma del caramelo del poder, sin poder disfrutarlo. No parece posible que pudiera superar esa frustración, mientras que, entre bambalinas, Isabel Díaz Ayuso aguarda a que llegue su momento. Esta desesperación pareciera congelar sus ideas porque, a medida que se acerca la fecha de la investidura, Núñez Feijóo carece de propuestas para presentar al país. En su boca abundan los añejos eslóganes ultraderechistas de los muros de los años preconstitucionales.

Y todo por no comprender que España que desde su origen es varias Españas, goza de buena salud política porque posee un sistema parlamentario y no uno presidencialista.