La falta de relevo en las explotaciones agrarias pone en riesgo los productos del campo

EL TRIANGLE habla con tres jóvenes empresarios que preservan la tierra y la producción

Ramon Rojo

Sin relevo en el campo, la producción propia está en riesgo. Cómo expone Ramon Rojo (foto), joven productor de aceite en la comarca del Baix Camp (Tarragona), “traemos producto de fuera, porque no tenemos relevo. Ya es un hecho que somos un país dependiente, cuando Cataluña tiene una riqueza bestial. Somos una potencia en producción y en calidad y no tenemos nada a envidiar a nadie. Tenemos producto a pie de mar hasta el Pirineo, pasando por Lleida”. Rojo añade que “no tenemos que dejar perder una gran variedad de producto con una calidad increíble, para que tengamos naranjas sudafricanas o manzanas de los Alpes. La manzana de Lleida o la de Girona les dan cuarenta vueltas”.

Con el aceite pasa lo mismo, según afirma este joven agricultor, que gestiona 30 hectáreas de olivos, cereales, avellanos y almendros. “Nuestros molinos son muy buenos y hacen un aceite de gran calidad. No hay acumulaciones de olivas en los molinos, y nuestro sistema de producción es muy rápido. Tenemos una acidez muy baja, porque cosechamos las olivas y el mismo día estamos haciendo aceite”.

En declaraciones a EL TRIANGLE, Ramon transmite una gran pasión por el campo a través de una conexión especial con los olivos, y ahora hace el trabajo “que siempre había necesitado y querido”. Anteriormente, había sido conductor de autobús en Barcelona durante diez años, pero lo dejó todo y se lanzó a dedicarse a la producción de aceite, como hacen familiares suyos en Extremadura y Andalucía.

Sin terreno familiar en Cataluña, el Banco de Tierras del Baix Camp le permitió arrendar terrenos para producir inicialmente en Arbolí. Según manifiesta, el Banco fue clave para poder salir adelante, y denuncia que no está operativo, cuando es una gran herramienta “para favorecer las incorporaciones y promover el relevo en el campo. Hay gente con proyectos muy bonitos buscando fincas, y gente que tiene fincas y las tiene abandonadas. Esta conexión es fundamental para que haya continuidad en el campo”, afirma. Fomentando el trabajo en red, Ramon está impulsando una asociación de productores agroecológicos “para poder hacer producto conjunto, uso conjunto de maquinaria, precio o canales directos”. Ya son unos cincuenta interesados y estará operativa este año.

En la comarca de la Conca de Barberà (Tarragona), Mireia Masalias también lucha por su explotación semiextensiva de viña, cabras y ovejas. Con 30 años y madre soltera, sigue la tradición familiar de la viña que ya impulsaba su padre. Con 25 años, pero, quiso ampliar sus conocimientos y estudió en la Escuela de Pastores y Pastoras del Pirineo, hecho que le permitió diversificar la explotación familiar de Solivella con la incorporación de la ganadería.

Gracias a gente del pueblo, la joven pastora ha podido ampliar terreno, y explica que “me fue fácil poder negociar tierras que no llevaba nadie y poder arrendarlas a bajo coste o coste cero, porque me conocían y tengo raíces en el territorio”. A pesar de que son momentos complicados por el coste de la alimentación del ganado y la sequía, ha invertido en un nuevo rebaño y está esperando “la siguiente época de partos, en que habrá unos cien cabritos. Con el dinero, intentaremos ampliar y hacer una quesería en el pueblo, para vender así un producto más con la elaboración láctea”.

Mientras Mireia trabaja por una diversificación más grande, Teresa Montanuy está en un proceso de reducción. Gestiona, junto con su padre, una manada de 2.000 ovejas en Estorm, en la comarca del Pallars Jussà (Lleida), y su apuesta es la calidad ecológica. “Estoy haciendo pequeños cambios para optimizar al máximo la explotación y hacerlo lo mejor posible con los recursos que tenemos. El campo es un trabajo muy sacrificado, y ahora mismo tenemos problemas para encontrar personal. No quiero hacer crecer la explotación y, por lo tanto, nos haremos pequeños, y como que trabajamos con carne de cordero, que no está de moda, queremos ofrecer calidad antes que cantidad”.

Con solo 22 años, Teresa lo tiene claro: “Hacer que lo puedas hacer tú, llegar hasta el final del proceso, vender calidad antes que cantidad, y ofrecer un estándar alto”. Teresa se acogió en el programa de ayudas a la instalación de jóvenes agricultores y compagina el trabajo en el campo con los estudios de veterinaria en Lleida. Con la voluntad de trabajar para la comunidad agraria, también es la jefa de la sectorial de ganadería ecológica de la asociación agraria de Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC).

Los entrevistados son unos grandes defensores del campo, pero admiten que es complicado si no tienes ningún vínculo. A veces, se tiene una imagen bucólica de la agricultura, y a los recién llegado les recomiendan hacer una primera aproximación antes de lanzarse con un proyecto agroalimentario.

Ramon Rojo les propone “que estén con nosotros tres meses viendo lo que hay. Cada cual tiene que ver qué quiere producir, como lo quiere hacer y como quiere venderlo. Se necesitan dinero, contactos, maquinaria y muchos conocimientos. Hay tierras de sobra en Cataluña para montar proyectos, y lo que falta es conectar agricultores que se marchan con agricultores que quieren empezar”.

Teresa Montanuy también admite que “es muy complicado y muy caro si vienes sin vínculo familiar, porque se tiene que hacer una inversión grandiosa, y ni con las ayudas que aportan la UE, el Estado español o la Generalitat hay bastante. Incluso si empiezas con una cosa pequeña, te sale rentable, pero no suficiente para vivir. Y, por lo tanto, necesitarás otro trabajo”.

Mireia Masalias pide a los jóvenes interesados que estén convencidos del trabajo, porque hay gente que solo ve la parte romántica. “Yo no soy Heidi que va a pasear con las cabras. Yo estoy sentada en una roca cuatro horas quieta, nieve, llueva o haga 40 grados. Es cierto que tienes la satisfacción que tú mandas, pero también tienes mucha responsabilidad”.

“El relevo nos vendrá de fuera, no de dentro”
El secretario de Agenda Rural del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat, Oriol Anson, afirma a EL TRIANGLE que “el relevo generacional nos vendrá de fuera, no nos vendrá de dentro. Siempre decimos que no podemos obligar a alguien que ha nacido en el campo a quedarse y hacer el relevo. Los del campo tienen todo el derecho a entrar en otros sectores. Tenemos que facilitar que los que vienen de fuera puedan incorporarse y poner en marcha un proyecto”.

Entre los retos para lograr la incorporación del campesinado recién llegado, de acuerdo con la Estrategia de Relevo Generacional Agrario de Cataluña, Oriol Anson cita “el acceso a la tierra y el acceso al crédito y a la financiación”. Pronto se publicará el Reglamento del Registro de Tierras, de acuerdo con la Ley de espacios agrarios.

Según Anson, “facilitará la disponibilidad de tierras a jóvenes que se acaban de incorporar con tierras abandonadas o de alguien que quiere dejar la actividad agraria”. Está previsto publicar una convocatoria anual para poner en contacto al propietario y el inquilino para facilitar el acceso a tierras y evitar el abandono. También se prevé mejorar el acompañamiento y hacer más fácil la tramitación administrativa.

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