Algo falla en las cuentas del ‘fair play’ de Laporta tras la reventa de Barça Studios

La inscripción pendiente de cuatro futbolistas, el retraso en los fichajes y la firme voluntad de Xavi y de la junta de vender a Ansu Fati y Abde hacen sospechar que el dinero del inversor chipriota no ha llegado del todo, o a tiempo, para salvar esta encrucijada

Joan Laporta

Si por alguna circunstancia del juego, lesión o expulsión, el portero titular del Barça, Ter Stegen, hubiera tenido que abandonar el terreno de juego en cualquiera de los dos partidos disputados por el Barça en LaLiga, contra el Getafe o el Cádiz, su sustituto habría sido Ander Astralaga, conocido futbolísticamente como Astra, “una promesa de 19 años que llegó a La Masia para incorporarse al cadete B del Barça procedente del Athletic Club. En su día (fue en verano de 2018) se convirtió en una operación muy sonada, pues las expectativas con este guardameta internacional siempre han sido muy altas”. Así presentan los medios especializados al suplente de emergencia del portero titular. Con grandes expectativas, sí, aunque falto de experiencia y de la formación necesaria para ocupar esa posición de portero titular suplente que le corresponde a Iñaki Peña porque así lo han decidido los técnicos, responsables y directivos del primer equipo por unanimidad.

En una situación parecida se encuentra Marcos Alonso, fichaje del verano de 2022, que no llegó precisamente gratis como se verbalizó por la prensa laportista en su momento, generando además buenas y generosas comisiones a favor de un agente catalán, Miquel Verdú, socio ocasional del hijo del presidente, Guim Laporta, de quien el compliance del FC Barcelona, Sergi Atienza se apresuró a afirmar que en ningún caso había intervenido directamente ni obtenido ningún beneficio por esa vía. Aunque esa versión tranquilizó, obviamente, al barcelonismo, el contexto actual de Marcos Alonso, desinscrito de LaLiga por decisión técnica, es tan delirante y surrealista que el propio jugador ha entrado en un periodo de pasotismo y de incredulidad tan inesperado como acusado. Precisamente en su caso, lesionado Ronald Araújo, Marcos Alonso es una buena opción para utilizarlo en defensa en función de los planes de Xavi Hernández, igual que Íñigo Martínez, a punto para estrenarse desde el punto de vista físico -pues llegó lesionado con una fascitis plantar- a partir de este miércoles.

Ambos, sin embargo, tienen que seguir viendo los partidos desde la grada de momento porque a falta de margen salarial ellos fueron también los sacrificados, igual que Iñaki Peña, en una decisión ciento por ciento del entrenador, que tuvo que elegir entre ellos o los recién llegados como Oriol Romeu y Ilkay Gundogan y quienes estaban a la espera de la validación de contratos de mejora o de renovaciones como Gavi y el propio Araújo.

En este sentido, aunque el lateral izquierdo Alejandro Balde ha llegado a un acuerdo de renovación con el Barça, tampoco ha sido inscrito a la espera de resolver los problemas de fair play recurrentes por culpa de la negligencia y la frívola gestión del presidente Joan Laporta. En su caso concreto, por suerte, se le permite actuar con ficha y contrato del filial, eso sí, con el riesgo de que alguien pueda pagar una ridícula cláusula de rescisión y llevárselo si en algún momento y circunstancia el futbolista considera que no se le está tratando con el debido respeto ni, sobre todo, se le está valorando en la misma proporción que su juego y rendimiento le ha llevado a sentar a Jordi Alba y hacerse con la plaza titular de esa banda. Para ellos (Alonso, Martínez, Peña y Balde), jugar en el Barça se ha convertido en un acto de fe que no puede conducir a nada bueno ni ayuda a crear el mejor ambiente en el vestuario.

Si hay que hacer caso a todas las cábalas e informaciones que, hace un par de semanas, provocaron un alud de material periodístico sobre la forma en que Laporta resolvió in extremis la caída inesperada del margen salarial -por culpa de los impagos por la primera venta de Barça Studios del año anterior-, la operación de colocación de un porcentaje mayoritario dentro de ese 49% puesto en el mercado debía ser la solución a todos los males. La inyección prevista de 20 millones en el momento y de otros 40 millones antes del 31 de agosto, junto con el beneficio de los traspasos y el ahorro de las fichas de Ousmane Dembélé y Franck Kessié, debían ser suficientes no solo para resolver las inscripciones pendientes, sino también para afrontar alguno de los fichajes en cartera como el lateral derecho que le falta a Xavi, un centrocampista más y otro delantero de banda ya que no está del todo claro que Abde se quede ni tampoco que finalmente Ansu Fati no sea carne de traspaso.

El futuro de ambos pende de un hilo que tiene que ver con las dudas sobre si en realidad el dinero proveniente de un inversor de Chipre ha llegado o ha sido cobrado y de este modo se ha repuesto el vacío imprevisto (60 millones) por la fallida transmisión de una parte de Barça Studios. Algunas fuentes próximas a la alta dirección azulgrana sospechan que, por ahora, las inscripciones se han ido resolviendo con el saldo de los traspasos y cesiones, escenario que explicaría el retraso de Balde, Iñaki Peña, Marcos Alonso e Íñigo Martínez, así como el retraso en la llegada de refuerzos y la inequívoca actitud de Xavi favorable a la salida de Ansu Fati y de Abde, motivada también por la explosión de Lamine Yamal y de Fermín López.

De algún modo, crece más la la posible expectativa de generar fair play con operaciones de jugadores que con la solución de esa reventa de acciones a compañías desconocidas y que, sospechosamente, no quieren beneficiarse de la enorme publicidad que supone en el mercado nacional e internacional la entrada societaria en una empresa en la que el FC Barcelona es el primer accionista con el 51%.

No faltan quienes sospechan que, en realidad, los primeros 20 millones los habría comprometido -no pagado- algún inversor del círculo de Joan Laporta como Pini Zahavi, el agente israelita, u otro personaje relacionado con los negocios menos transparentes del fútbol. En ese relato, el presunto inversor no estaría por la labor de añadir los otros 40 millones sin los que Laporta no puede seguir fichando con el beneficio ¼ que le permitía LaLiga estando al corriente de cobro y con el plan de tesorería pactado para esta temporada y la que viene cumplido.

No hay que descartar, pues, más sorpresas y movimientos de última hora completamente inesperados, incluidas ventas y sacrificios como el de Ansu Fati, antes de que el próximo 31 de agosto se cierre la ventana de fichajes. De momento, no cuadra que falten jugadores por inscribir con todo el fair play generado por el conjunto de las ventas de activos y de jugadores. Algo (nada bueno) está pasando.

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