El ventilador

La rumba catalana nació, según explica el argentino-catalán Gato Pérez en su canción El Ventilador, “juntando cuatro modernos y dos viejos sabrosones”, que “juntaron rumba y flamenco y le dieron nuevo sabor al ritmo de los gitanos del Somorrostro hasta Mataró”. No hace falta darle más vueltas. Tal vez el calor de agosto, que ha disparado la venta de ventiladores, podría justificar la metedura de pata del ministerio de Cultura con la rumba catalana. Ya lo explicaba con destreza Groucho Marx, “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, realizar un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Sugerir que el éxito de la candidatura del género musical a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco depende de un cambio de denominación, de rumba catalana a española, es aplicar un remedio equivocado a un diagnóstico falso.

La rumba catalana, cuyo origen sitúan en la comunidad gitana -la familia de El Pescaílla, probablemente- de la calle Cera del barrio del Raval de Barcelona en la década de los 40, y que tiene el ventilador como elemento más característico *, es catalana, como las fallas valencianas son valencianas, y a nadie se le ocurrió entonces, cuando las fallas eran sólo una candidatura, ensanchar la base y nombrarlas fallas españolas para arañar así el apoyo de un puñado más de comunidades y asegurarse el éxito final.

Junto con las celebradas tetas de Amaral que, como se pregunta Rigoberta Bandini en Ay, mamá, «no sé por qué dan tanto miedo», la rumba catalana ha centrado el interés del ecuador veraniego, hasta que el nuevo curso político, que ya no sabe de calendarios, ha roto la tregua. En un poco usual ejercicio de política, el Congreso ha escogido nueva presidenta, la socialista Francina Armengol, vertebrando una mayoría, la llaman progresista, que arrincona a una derecha que, pese a sacar más votos que el segundo partido clasificado en los comicios del 23- J, perdió las elecciones al verse incapaz de reunir otros votos más allá de la extrema derecha. Un aperitivo, tan sólo, cara a la investidura del nuevo presidente español. De momento, vence a Pedro Sánchez, y pierde Alberto Núñez-Feijóo; a los méritos del primero se suman los fracasos del segundo, nadie le dijo que España no es Galicia. Sin embargo, en política dos más dos no siempre suman cuatro y, como recuerdan insistentemente los artífices del éxito de Armengol, los partidos independentistas catalanes, la investidura de Sánchez es harina de otro costal. Sea como sea, a ERC hace tiempo que se le puso cara de Convergència, y Junts, por mucho que se vista de seda, Convergència se queda.

*El ventilador de la rumba catalán es una singularísima batida rítmica con la mano derecha sobre las cuerdas de la guitarra, picando la caja. Lo ejecutaba con gran pericia por el maestro Peret. Ya lo cantaba el Gato, el ventilador es “este truco tan ingenioso y de fácil ejecución, seguro que no lo conoce ni el propio James Bond”.

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