La comarca de Anoia lleva tiempo viviendo atemorizada por la amenaza de la instalación de 865 hectáreas de placas fotovoltaicas y de 135 aerogeneradores nuevos de más de 200 metros, que se sumarían a los 105 que ya funcionan, todo ello aglutinados en 54 proyectos. Ante este peligro, la población se ha unido bajo la coordinadora Preservem l’Anoia, que une a varios colectivos y plataformas vecinales que velan por una planificación ordenada de las energías renovables en la comarca de Anoia.
La presión ejercida por este colectivo está forzando a que los ayuntamientos de la comarca se empiecen a poner las pilas. Fruto de ello, representantes de los ayuntamientos de Òdena, Jorba, Rubió, Argençola y Bellprat han mantenido recientemente un encuentro para debatir y encontrar soluciones ante el alud de macroproyectos de molinos y placas fotovoltaicas en Anoia, y que mayoritariamente afectan a estos municipios.
En los últimos años, grandes empresas energéticas han presentado varios proyectos eólicos y fotovoltaicos, que los consistorios afirman que generarán un gran impacto en el territorio en un futuro cercano si reciben la aprobación definitiva. Ante esta situación, en la que, subrayan, «ni ayuntamientos ni personas afectadas pueden decidir», los jefes políticos de los cinco municipios se han reunido para estudiar posibles vías que «permitan frenar su implantación final».
En el encuentro se puso en común la problemática actual y se pactaron unas directrices para trabajar conjuntamente, como son la condición de que los proyectos que se lleven a cabo incluyan el soterramiento total de las líneas de evacuación, y que se respete una distancia mínima de las instalaciones a las masías y casas superior a 150 metros. También se ha acordado «velar por conseguir un modelo energético de proximidad, lejos de grandes proyectos exportadores de energía».
Por su parte, la coordinadora Preservem l’Anoia se queja por «la falta de planificación del Govern de la Generalitat y la ofensiva depredadora del oligopolio energético». Defienden «una transición energética justa, organizada y participativa, basada en la sostenibilidad social, económica y ambiental de las futuras generaciones». Como colectivo, quieren articular “una respuesta crítica a este modelo energético y abrir nuevos espacios de reflexión en torno a las energías renovables, el consumo responsable y la soberanía energética, así como hacer frente común al alud de proyectos eólicos y solares que amenazan gravemente nuestro territorio, la vida y el futuro de quienes vivimos en él”.
Por otra parte, se echa de menos un liderazgo decidido de la capital de la comarca de Anoia, Igualada, gobernada por el alcalde Marc Castells (Junts), que a su vez es vicepresidente de la Diputación de Barcelona, «su silencio cómplice» no gusta al territorio, que lo querría ejerciendo la capitalidad y combativo contra la masificación de proyectos de energías renovables.
