Tolerancia cero a la intolerancia

La tolerancia es una palabra que usamos mucho y practicamos poco. Decimos tolerancia cero contra la violencia de género, contra la homofobia, contra el racismo, contra el fascismo… Pero luego millones de personas votan un partido que niega la existencia de todas las mencionadas anteriormente, “se nos olvida” viendo un partido de futbol e incluso suele pasar que reivindicamos una sociedad tolerante y luego sin darnos cuenta también lo blanqueamos.

Entonces es cuando debemos preguntarnos si la tolerancia, o mejor dicho, la intolerancia, es una cuestión ética o ideológica. Hay partidos políticos que dicen tener líneas rojas contra aquellos que niegan evidencias sociales y científicas y ser mofan de ellas, pero luego acaban haciendo alfombras rojas a los mismos. Sea por presiones, por ansia de poder, por poca palabra… Pero el caso es que no podemos normalizar lo anormal y debemos tener presente que tan malo es el intolerante como el que presume no serlo, pero lo permite. Dicho de otra manera; Hay un refrán alemán que dice que, si en una mesa hay un nazi y diez que lo respetan, en esta mesa hay once nazis.

Pese sonar contradictorio, para conseguir una sociedad tolerante es necesario ser intolerante con aquellos que señalan y persiguen a personas que únicamente quieren ser libres sin hacer daño a nadie. Ser uno mismo debería ser un derecho universal y lejos de esto, hay una oleada ultraderechista mundial que quiere meter dentro del armario a los que salieron libremente hace tiempo, o que pretenden encerrar de nuevo a las mujeres en las cocinas.

Es preocupante que, pese ser una evidencia científica, cada vez hay más negacionistas del cambio climático. Es terrible que pese que no hay derecho más respetable y bonito que amar a quién uno quiera, sigue habiendo personas que discriminan al colectivo homosexual y transexual, así como sus banderas, sus fiestas del orgullo y se les llega a equiparar poco menos que con pedófilos o personas con problemas mentales. ¿Qué más da que un hombre se pinte? ¿Qué importa que hayan dragqueens? ¿En qué puede afectar que un amigo o familiar se acueste con una persona del mismo sexo?

Lo más patético de todo es que se tenga que hablar de esto en el año 2023. Lo que parecían debates ya superados hemos podido comprobar que no lo están, que sigue siendo necesario recordar que solo desde la libertad de ser uno mismo la sociedad puede progresar.

Vivir en un mundo donde aún se señala al feminismo como enemigo del hombre y lo argumentan diciendo que el hombre no tiene día del orgullo heterosexual o incluso llegando a equiparar el feminismo con el nazismo llamándolo “feminazis” cuando cada semana mueren mujeres por culpa del machismo, vivir en un mundo dónde se reivindica la figura de Dios de forma muy respetable pero luego se niegan evidencias científicas como el cambio climático y señalan a la Agenda 2030 avalada por naciones unidas como “la agenda progre” o se persigue derechos como son el del aborto o la eutanasia, es triste y muy preocupante. Equiparar el aborto con un asesinato es hacer daño a propósito a una mujer o una pareja que suficientemente mal lo pasan detrás de esta decisión tan difícil y dolorosa. Decir que la eutanasia es un suicidio es o ignorancia absoluta o muy mala fe. Ya que detrás del proceso de eutanasia hay un tribunal médico que estudia detalladamente el caso de una persona enferma sin probabilidad de tener una vida digna y que simplemente el enfermo quiere ahorrar más sufrimiento a él mismo y a sus seres queridos. Son decisiones muy difíciles que gracias a los avances sociales tenemos derecho a tomar, pero no por ello son menos difíciles como para que encima tengamos que aguantar un grupo de ultras que te señalan o pretenden prohibirte este derecho que tú tienes por sus creencias o ideologías.

Describir la ley de memoria histórica como “remover el pasado y sacar huesos enterrados” es fascismo y una falta de respeto a los miles de personas que tienen sus abuelos tirados en cunetas por culpa de una terrible guerra y dictadura franquista y que solo se pretende que tengan un entierro digno en tiempos en los que por suerte vivimos en democracia.

Detrás de estas intolerancias tóxicas para la sociedad solo nos queda rebatirlas y estar siempre del lado de la víctima y nunca del agresor. Es un deber ético y moral mostrar tolerancia cero a los intolerantes y luchar para que todo colectivo que sufra una mínima discriminación se sienta apoyado por la inmensa mayoría. La intolerancia solo es justificable cuando tienes delante un intolerante que quiere poner en riesgo derechos y libertades que se ha luchado mucho por conseguir.

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