Un estudio de la Fundación Bofill que el 14% del alumnado con necesidades de apoyo educativo recibió el pasado curso alguna ayuda. En Cataluña existen 157.233 alumnos que requieren atención especializada por la situación socioeconómica de las familias o por haber llegado al país recientemente. La fundación ha alertado de que esta falta de soporte puede abocar al abandono educativo, «condenarlos al fracaso escolar y perpetuar la injusticia social». La entidad ha destacado que la pandemia ha generado una pérdida de aprendizajes equivalente a tres o cuatro meses de escuela, afectando especialmente al alumnado de entornos desfavorecidos.
Las pruebas de competencias de 2019 muestran diferencias de hasta 26 puntos en las puntuaciones del alumnado en función del nivel socioeconómico y el capital cultural de sus familias. En centros de baja complejidad, la diferencia de puntuación de los alumnos vulnerables alcanza los 18 puntos porcentuales. La entidad ha destacado que en el informe PISA de 2018 los alumnos con un nivel socioeconómico alto obtuvieron de media 81 puntos en matemáticas y 76 en ciencias, una puntuación equivalente a casi dos cursos por encima de la puntuación del alumnado con un nivel bajo.
La fundación ha explicado que cada vez las familias dedican más recursos en la educación «a la sombra», es decir, a tutorías privadas complementarias y actividades extraescolares que ayuden a revertir la brecha de aprendizaje de sus hijos. En Cataluña se estima que las familias destinan 288 euros por alumno y año en estas actividades. La Fundación Bofill ha apoyado socioeducativo a más de 11.500 alumnos en 230 centros educativos en Cataluña, Andalucía, Ceuta y Melilla. El 83% de los niños que han participado han incrementado su gusto por la lectura, y el 93% por las matemáticas.
