“QUBAT”

Una semana después, aún resuena aquel “que us bombín a tots” (que os zurzan a todos) de Xavier Trias. De la frase se han hecho camisetas, tazas y bolsas, también de su abreviatura, QUBAT. Éste es un país de emprendedores… Como cuando el mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero dijo aquello de “bueno pues molt bé, pues adiós” a una periodista. Como se ve, no es necesario que las frases sean brillantes para merecer el estampado. Mucho se ha hablado estos días del origen de la expresión de Trias; todo indica que viene de bomba de bombear, y que equivaldría a una expresión mucho más vulgar: «Que os den por el culo». Los suyos han aplaudido la originalidad de Trias (?) y los contrarios la han censurado por ordinaria, impropia de un candidato de Sarrià-Sant Gervasi.

La expresión es fruto de la impotencia, desengañémonos, de alguien que tenía cuesta abajo que volvería a ser alcalde de Barcelona y que, en los últimos instantes, gracias a un ‘acuerdo Frankenstein’ entre el PSC, los comunes y el PP, ha hecho alcalde a Jaume Collboni, dejando en la cuneta a Trias, como ya le ocurrió hace cuatro años a Ernest Maragall, con el pacto entre comunes, PSC y Manuel Valls, que hizo alcaldesa a Ada Colau.

Cabe recordar que a los ayuntamientos los gobierna quien logra sumar la mayoría y no quien gana las elecciones, sólo si no hay acuerdo, se impone el primero. Por tanto, el movimiento es legítimo, así como es el de Girona o el de la Generalitat. Sin embargo, que sea legítimo no le exime de críticas, ni a este ni a ninguno, especialmente si antes juras o prometes hacer lo contrario de lo que acabas haciendo. La política llora de estas contradicciones, donde dije digo, digo Diego.

Estos días se han pronunciado muchas frases que quizás también merecerían ser estampadas. Por ejemplo, el ahora alcalde Collboni afirmaba: «Si no ganas, las reglas de juego dicen que te vas a la oposición». O cuando Colau descartaba votar a Collboni «si el acuerdo implica al PP». Vale, no son frases tan llamativas como el bombin de Trias, pero también hacen pequeña historia. Frases que se dicen pensando que en campaña electoral hay manga ancha y que a las palabras se las lleva el viento, y aunque pueda ser cierta esa volatilidad, la gente empieza a hartarse de mentiras o medias verdades. Luego crece la abstención y nos ponemos las manos en la cabeza preguntándonos qué ha pasado o, incluso, recriminando a los abstencionistas su actitud.

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