Podemos Catalunya juega fuerte para conseguir el pacto con Yolanda Díaz

El diputado Lucas Ferro, que había sido hombre de máxima confianza de Pablo Iglesias, suscribe el manifiesto a favor del acuerdo con Sumar

Yolanda Díaz ha estat molt activa en la campanya de les municipals passades donant suport a Ada Colau

Cataluña ha tenido una importancia capital en la decisión de Podemos de aliarse finalmente con Sumar para concurrir a las elecciones generales del 23 de julio próximo. Un manifiesto firmado por 13 miembros de la dirección de Podemos Cataluña, horas antes de acabar el plazo, fue la chispa definitiva para que saltaran todas las alarmas en Madrid y se decidieran por hacer el pacto con Sumar. “Si cada cual vamos por separado es un suicidio. La crisis abierta con los comunes estuvo a punto de dinamitar el partido, pero, afortunadamente se ha podido arreglar todo. Ahora solo hay que ponerse a trabajar”, dice un miembro de la cúpula de Podemos Cataluña a EL TRIANGLE.

Las mismas fuentes reconocen que Pablo Iglesias trató, entre bambalinas, de dificultar el acuerdo con Sumar, porque pedía más tensión en las negociaciones. Pero la revuelta interna en Cataluña fue el aviso que llegó cuando estaba a punto de agotarse el tiempo de descuento para firmar la coalición. “Fueron 13 los que firmaron el manifiesto, pero bastantes más los que estaban de acuerdo. En Cataluña no se comprende como se han dinamitado las relaciones con los comunes, cuando nunca había habido problemas. Aun así, el manifiesto fue un toque de atención suficiente”, dicen desde el partido morado.

El manifiesto es muy claro y afirma directamente que “el mejor escenario para el país es la unidad entre Podemos y Sumar”. Le recuerdan a la cúpula de Madrid que “Podemos Cataluña tiene el mandato y el compromiso de construir espacios de unidad con Catalunya en comú, como lo ha hecho en estas elecciones municipales, y rechazamos posibles acuerdos con otras fuerzas políticas que supongan la ruptura de En comú Podem”. En el partido aseguran que “nadie entiende la tensión que se ha intentado generar cuando llevamos muchos años trabajando codo con codo sin ningún problema. Aquí no hay espacios conflictivos y no es normal la situación creada”.

Desde las altas instancias moradas de Cataluña se apela a dos circunstancias que han hecho decidir una parte de la estructura catalana a dar el paso de publicar un manifiesto: por un lado, la buena relación con los comunes; por otro, la misma coyuntura política, puesto que en estos momentos se están negociando los pactos locales de legislatura y hace falta que haya calma para poder estudiar cada caso y tomar las decisiones más convenientes.

Críticos a la sombra

El manifiesto podría haber sido firmado por la gran mayoría de la dirección, pero hay gente que ha preferido no exponerse públicamente. Esta es la opinión mayoritaria entre las filas de Podemos y de los comunes en Barcelona. Sorprenden, pero, algunos de los nombres que han dado la cara y se han atrevido a dar un toque de atención a Madrid: el portavoz parlamentario Lucas Ferro o los miembros del consejo ciudadano Laura Alzamora, Raquel Vernedas, Yolanda López, Marcos Galant, Ramón Mirall o David Petit, entre otros. Sin embargo, no aparecen los nombres de Conchi Abellán, coordinadora de Podemos Cataluña, o María Pozuelo, responsable de Círculos y Participación. Estas dos dirigentes son las personas de más confianza de la cúpula de Madrid, y sobre ellas tienen ascendencia tanto Rafa Mayoral como Pablo Iglesias.

En algunos círculos se apunta que Lucas Ferro era el hombre fuerte de Iglesias en Barcelona, por lo cual choca que el hijo político del líder de Podemos sea el que contribuyó a la claudicación ante Yolanda Díaz y su proyecto. En este sentido, Lucas Ferro ha sido el particular Brutus de Cèsar Iglesias. Pero otras fuentes consultadas matizan esta afirmación: Lucas Ferro trabaja más cómodo con los comunes que con Podemos Madrid, y el sector próximo a Irene Montero i Pablo Iglesias hace tiempo que le retiró la confianza que habían depositado en él. Por este motivo se habría atrevido a ser la cabeza de lista de la rebelión catalana.

Algunas informaciones que circulan bajo mano explican que Lucas Ferro fue fichado por la dirección estatal de Podemos el 2016, cuando era un joven okupa, y que gracias al hecho que trabó cierta amistad con Pablo Iglesias fue adoptado por la cúpula podemita y enviado en Caracas, donde trabajó como asesor del Banco Central de Venezuela.

Sin embargo, tanto Lucas Ferro como su entorno han intentado mantener esta circunstancia en secreto, y solo admiten que fue a trabajar “en el Quebec”. En la época en que algunas fuentes lo sitúan en Caracas, Podemos colocaba periódicamente sus jóvenes cachorros en la Administración venezolana a través de Neurona Consulting, de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPAS) o del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). Este último, con sede en Quito, está dirigido por Alfredo Serrano, doctor en Economía, y a su consejo consultivo se sientan, entre otros, Juan Carlos Monedero, Gustavo Petro, Rafael Correa, Álvaro García Linera o Atilio Borón, el académico que propuso a Nicolás Maduro utilizar los militares para aplastar la oposición en 2017. A raíz de la aventura americana, Hierro fue catapultado a la cúpula de Podemos en Cataluña y va accedió a un escaño en el Parlamento.

“Su trabajo al grupo parlamentario es encomiable. Ha trabajado sin cortocircuitos y ha tenido muy buenas relaciones, hasta el punto que Lucas Ferro se compenetra perfectamente con los comunes en Barcelona. Si el tema parlamentario ha funcionado, ha estado gracias al hecho que desde Podemos Cataluña nunca se ha jugado sucio”, dicen fuentes próximas al parlamentario y ahora concejal en Molins de Rei.

La traición de Colau

Pero, en la actualidad, las relaciones entre la dirección estatal de Podemos y los comunes no son tan idílicas como se quiere hacer ver desde la cúpula del partido. El posicionamiento de Ada Colau junto a Yolanda Díaz ha estado muy criticado a la cúpula de Podemos de Madrid. “Díaz visitó cuatro veces Cataluña en esta campaña municipal, pero de la dirección de Podemos hubo solo una visita a Tarragona. En otras campañas, la dirección de Podemos se dejaba la piel haciendo mítines junto a Colau, pero ahora no ha venido nadie a darle un golpe de mano. Esto quiere decir que las relaciones están prácticamente rotas”, manifiesta una fuente crítica de la formación. Además, los miembros de la cúpula morada en Barcelona tampoco han participado abiertamente en la campaña de Colau, que quiso desterrar todo vestigio que tuviera que ver con Podemos.

Este mismo dirigente afirma que Yolanda Díaz negoció ya hace más de medio año con Íñigo Errejón concurrir juntos a las próximas elecciones, por lo cual su pacto ya estaba hecho, al margen de Podemos. Estos contactos, aseguran, se llevaron de manera casi clandestina, y por eso pocas semanas antes de las elecciones la cúpula podemita se encontró entre la espada y la pared: “Era o pactar o ir en solitario. Y el resultado habría sido un desastre para todos si nos hubiéramos presentado por separado”.

Ada Colau, por su parte, ya escenificó su acercamiento a Díaz en el mismo momento en que Pablo Iglesias se retiró del Gobierno. “Tuvo olfato político. Vio que ni Montero ni Belarra harían sombra a Díaz, y jugó sus cartas”, dice una fuente que conoce bien la hasta ahora alcaldesa de Barcelona. Otra fuente oficial de los comunes explica que “la sintonía de los comunes con Yolanda Díaz viene de muy atrás, no es una cosa nueva. Es más: Colau siempre se entendió mucho mejor con ella que con Pablo Iglesias, incluso cuando este estaba en su pleno apogeo”. Con el líder fuera del ring, la líder de los comunes ya se escoró abiertamente hacia la vicepresidenta del Gobierno español.

Pero, aun así, una fuente afirma que “la tensión entre comunes y la dirección estatal de Podemos apenas afecta Cataluña. En nuestro territorio se trabaja bien y no ha habido problemas. Lo que tenemos que hacer es preservar la situación que tenemos aquí y blindar el espacio de En comú Podem o no sobreviviremos”. Sin embargo, los cúmulos de circunstancias espolearon los 13 dirigentes catalanes a dar un paso adelante y hacer frente a Pablo Iglesias i Irene Montero. Fue un reto en toda regla, porque, además, al frente de la insumisión había Lucas Ferro, el discípulo aventajado de la cúpula morada. “Es cierto que podría entenderse como un aviso para navegantes, pero era necesario actuar de este modo”, justifican los podemites catalanes.

Hay otra circunstancia que se tiene que añadir al deterioro de las relaciones: la filtración que los podemites estaban negociando con ERC una candidatura conjunta a las elecciones legislativas a las espaldas de los comunes. “Nunca se negoció nada. Quizás hubo algunas conversaciones donde se planteó alguna hipótesis sobre este tema, pero nunca se llegó a negociar una candidatura conjunta a las elecciones. Si hubiera habido algo, los comunes habrían sido incluidos dentro de esta negociación o, al menos, se los habría dado la posibilidad de pronunciarse. En Cataluña la marca En comú Podems funciona muy bien y no tiene peligro de ruptura”, aseguran desde las filas de Podemos.

Desde los comunes se apunta a la posibilidad que la “filtración interesada” fue una maniobra proveniente del círculo más íntimo de Pablo Iglesias para presionar Yolanda Díaz, en un momento en que la cúpula morada denunciaba el veto a los dirigentes de su formación por parte de Sumar, Más Madrid y los comunes. El episodio, desmentido también desde las filas de ERC con un comunicado oficial, no deja de ser un más de los síntomas que denotan una fractura en las relaciones de la izquierda.

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