«Los grandes cambios, los de verdad, solo ocurren en medio de graves crisis»

Entrevista a Pepe Ródenas

Licenciado en Físicas, se dedica a la enseñanza de matemáticas en un instituto de Barcelona. Escribe artículos en diversos medios, el último sobre la violencia y la izquierda, en “Rebelión”. Ahora, publica “Marx desde Marx. Una reformulación del materialismo histórico” (Editorial El Viejo Topo).

¿Qué aporta tu publicación al océano de cosas que se han escrito en torno a Marx y el marxismo?

Por algo que me sigue inquietando, desde los 17 años. Empiezo diciendo en el libro, y es verdad, que a esa edad me impresionó el descubrimiento de Marx y, con él, las dudas que me suscitó. Cuando empecé a verlo claro, en el sentido de que cualquiera pueda entenderlo, la pregunta que me asaltó fue “que pinto yo en todo esto”. Ese es el hilo conductor del libro: tratar de explicar el marxismo, de modo accesible, que no quiere decir reduccionista, dogmático, vulgar… Cuando en Valencia, yo y mi amigo Jordi, nos juntábamos con Ferrán, troskista y estudiante de matemáticas, nos llevaba a reuniones. No entendía nada. Ahora, trato de hacerlo, con la metáfora “Un mundo basado en la liga”, que es el título del capítulo 10 del libro. Algo inspirado en Marx y Engels, cuando escribieron “La ideología alemana”, y no se lo quisieron publicar. Estaban contentos de haberlo escrito porque les había ayudado a ordenar sus ideas.

¿Repensando a Marx, en que punto se encuentra hoy en día, digamos, en el plano de la acción, de la política, de los hechos?

¿Qué ha quedado de Marx en la cultura? Mucho. Pero lo interesante es que los queremos un mundo justo, en concreto que se acabe el capitalismo, nos preguntamos cosas como, por ejemplo ¿Marx está en China? Algo a lo que no podemos responder ¿Hay algún analista, incluido el propio Marx, cuyos resultados puedan seguir interpretándose al pie de la letra siglos después? Un célebre matemático dijo: “Lo difícil de entender no son las matemáticas, sino la vida”. En un viaje a Ecuador, hablé con mucha gente (indígenas, políticos… hasta con un expresidente de la Asamblea,), y cada uno te daba su versión de las cosas, a veces antagónica. Total, que el hablar del aquí y ahora del marxismo aplicado no es tarea fácil, lo cual no invalida a Marx, que sigue estando muy vigente.

¿Sí o no, la pauperización creciente de la clase obrera?

A esta pregunta han respondido marxistas modernos, como el teórico social británico David Harvey, del cual hablo bastante en el libro. Marx no habló del empobrecimiento creciente de los trabajadores en términos absolutos, como no lo hizo de casi nada. Refutó las tesis de Adam Smith sobre las mejoras de vida de los asalariados en la sociedad burguesa, y luego matizó su opinión, ampliando la mirada sobre los elementos que conformaban la noción de bienestar. Ahora, se dice que Marx se equivocó, pero hay que preguntarse ¿Cómo y cuándo?, porque no son lo mismo las cosas ahora que hace cuarenta años, ni en Brasil que en Dinamarca, o Bangladés. En Inglaterra, iban mejorando las condiciones de vida de los trabajadores, pero con Thacher y el neoliberalismo, empeoraron.

Durante un tiempo, el leninismo fue asociado, casi de modo inseparable, a Marx ¿Fue, en consecuencia, la revolución rusa, digamos, una derivada automática del marxismo? 

Obviamente, el modelo de revolución de Marx no podía ser el de Lenin. Según Hobsbawm, el referente revolucionario de Marx era la revolución francesa de 1789, y siguientes, también en Francia. Es decir, lo que estaba ocurriendo en el primer tercio del siglo XIX, no de lo que iba a ocurrir en el XX. Lugo llegó Lenin, al que hay que reconocer su genio en interpretar lo de aquí y ahora. Muertos y enterrados, Marx y Lenin, la idea de revolución no puede ser ahora la misma ¿Cuál, entonces? Con el devenir diario, con los actos y los hechos, teniendo siempre presente lo que queremos, que es la superación del capitalismo. En el camino, se hace al andar, como decía Antonio Machado. La teoría, por si sola, resulta estéril, y los actos sin teoría van errando.

¿Al optar exclusivamente por la vía parlamentaria para el acceso al poder, no se homologa el eurocomunismo con la socialdemocracia?

Hay una diferencia. Manuel Sacristán decía que los socialdemócratas, siguiendo a su fundador Eduard Bernstein, consideran que eso es el fin. Sin embargo, los comunistas, como se dice en el Manifiesto Comunista, saben hacia dónde van. Tienen otras metas. La orientación comunista, tiene que ser revolucionaria. No acomodaticia, en nada. Ni en el eurocomunismo, ni en la socialdemocracia. En algún momento, habrá que dar el puñetazo en la mesa, y ojalá no sea con las armas en la mano. Acomodarse es pensar que algún día el capitalismo traerá la felicidad para todos. El marxismo reclama el método científico, no solo en sentido galileano, que también.

¿La experiencia comunista, con hitos tan formidables como la revolución en Rusia o China, ha generado una atmósfera épica, capaz de hacerse irrespirable?

Por desgracia, tienes razón. Lo difícil es saber cómo superarla. Se petrifican los conceptos, las figuras. Aunque un genio, como decía, Lenin es también una persona de carne y hueso. Sin embargo, despertó una tempestad de pasiones, cuando, en el PCE se debatió la idea de revisar sus tesis. En cualquier caso, no se puede elevarlo a los altares ¿Dónde tiene que estar Lenin? Donde debe estar un personaje histórico, inspirador, con aciertos y errores. En un lugar parecido a donde podrían estar Robespierre, Julio César… Hay que distanciarse y darse cuenta de que por más que entendamos mucho a Lenin, no vamos a ser capaces de saber que decisiones hay que tomar hoy. Las decisiones las tomamos nosotros.

Cada vez que se produce un terremoto financiero, como el de estos días, da la sensación de que seguimos dedicándonos a jugar a las canicas mientras el mundo se hunde… ¿En estas circunstancias, el capitalismo sigue teniendo miedo a Marx y lo que representa?

Sin duda. Si no, no existiría, por ejemplo, el bloqueo a Cuba ¿Cómo no van a tener miedo? Cuando Marx decía que los comunistas no ocultaban sus intenciones, que eran derrocar todo el orden existente, nada más natural que el temor entre quienes crean sostienen y reproducen ese orden ¿Cómo no van a atemorizar quienes proponen nacionalizar bancos?

Es célebre el dicho del financiero Warren Buffett de que “la lucha de clases existe, y la estamos ganando nosotros, los ricos” ¿Qué decir de esto al calor del ascenso global de los neo-facismos (por denominarlos de algún modo), a costa de la izquierda y hasta de la propia democracia liberal?

Los grandes cambios, los de verdad, solo ocurren en medio de graves crisis. La revolución bolchevique fue consecuencia de la primera guerra mundial, y la guerra revolucionaria en China, de la segunda. Lo que pretendemos los marxistas, o la rama a la que yo pertenezco, es que estas crisis nos pillen entrenados, organizados, con las ideas claras. Sabiendo, hasta donde sea posible, las teclas que tocamos: que se puede cambiar y que no, y que es lo que no queremos ni en pintura, etc. Cuando se abra la puerta, tendremos que meternos por ella. Estamos hablando de algo tan gordo como de derrocar el capitalismo. 

¿Algo que nos puede llevar a todos por delante, vía, por ejemplo, guerras nucleares?

Alguien con mala leche nos podría preguntar ¿Entonces, si quieren el fin del capitalismo, quieren esta gran crisis? No es eso. Algo tan capcioso. Ojalá muriera el capitalismo de muerte natural, que también puede ser una gran crisis. El capitalismo es un cáncer. Todo lo puede reducir a mercados. Ahí tenemos el capitalismo verde, el filantro-capitalismo… Y así, se hace con todo. 

¿Anclados en la mitología soviética, no faltan quienes, de algún modo, siguen considerando la Rusia actual heredera de aquél y a Putin un dirigente comunista?

El año pasado, en una manifestación del 8 M, me quedé descolgado del grupo con una bandera roja en la mano. Un anciano, me preguntó por que nos manifestábamos y me dijo si yo no tendría que estar “en la otra” ¿Si eres comunista no tendrías que estar a favor de Rusia? Ni un pensamiento a propósito de Yeltsin y el desmantelamiento de la Unión Soviética. Putin es anticomunista, y quienes piensan lo contrario están en un error. Así de claro. Y la guerra de Ucrania, de algún modo, es una reproducción de las guerras entre potencias capitalistas. 

¿Intención última de tu libro?

Hacer llegar a la gente el pensamiento de Marx, sobre todo a quienes les pueda interesar “ex novo”. Me he dedicado a la docencia y de ahí la intención de transmitir conocimiento, con rigor, sin caer en los clichés, los catecismos…

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