¡Gracias, conseller!

De verdad, gracias, señor González Cambray. No se imagina la alegría que he tenido al recibir la noticia de la instalación de aparatos de aire acondicionado en cien centros educativos de toda Cataluña. ¡Por fin un conseller con empatía! Ya estaba bien de tanto elitismo, de tanta falsedad, de tantos despachos de directores generales y cargos de confianza debidamente climatizados. ¡Por fin alguien piensa en los niños y en el profesorado! Le agradezco personalmente su decisión, seguramente fruto de una esmerada reflexión. Es cierto que solo será posible, de momento, en un 25% de los institutos de toda Catalunya, pero al menos es empezar… Y también sé que únicamente se tratará de un aparato en un área común, la biblioteca o el comedor. Pero, no se preocupe, ¡ya lo arreglaremos!

Los trabajadores de la enseñanza pública estamos acostumbrados a inventar el fuego todos los días. Si no, no se entendería cómo todavía estamos vivos. Y ese único aparato de aire acondicionado nos puede salvar la vida. Ya he hablado con algún director de instituto que, si le toca la lotería y es ganador de este milagro que refrigera espacios de forma increíble, montará unos turnos para que pueda pasar todo el alumnado. La duda es el tiempo, porque, por supuesto, hay que mirar que no afecte a la tarea pedagógica y mucho menos en un final de curso siempre estresante.

De momento, a la espera de saber cuáles son los institutos agraciados, se van haciendo ya diversos planteamientos. ¿Deben pasar todos los alumnos por esa aula refrigerada? ¿Solo a los que se les ve el sudor caer por la cara? ¿Tienen prioridad las profesoras embarazadas? ¿Se hace un sorteo? ¿Cuántos alumnos se podrán meter a la vez en esa aula? De hecho, no estoy preocupado. Conociendo la competencia de los funcionarios y personal diverso de su departamento, estoy completamente seguro de que elaborarán un protocolo para el uso responsable del espacio, con una normativa clara y pautada como nos tienen acostumbrados.

Así pues, de nuevo gracias por esta nueva iniciativa que, como puedo comprobar, está claramente planificada. No es fácil tomar decisiones, señor conseller. Por eso valoro mucho su decisión. Supongo que no ha sido fácil sacar un pellizco de millones del presupuesto de la Generalitat para poder instalar estos aires. Tampoco habrá sido sencillo convencer a otros consellers y al propio presidente de la importancia de que haya un espacio refrigerado en un instituto de mil alumnos. Algunos habrán pensado, incluso, que es una ocurrencia sin ningún sentido. Pues se equivocan. Ya verá cómo es bien recibido en las comarcas de Lleida si les toca un aparato en la lotería. Me imagino lo contentos que estarán en Artesa de Segre, que el año pasado tuvieron temperaturas abrasadoras, si en su instituto instalan un aparato de estos. Quizá, en vez de realizar un sorteo, podrían mirar las temperaturas y repartirlos empezando por las localidades que las tuvieron más altas el año pasado. Es solo una idea, señor González Cambray. La otra sería dárselos a los institutos cuyo alcalde es de su partido, ya que estamos en período electoral, pero eso sería feo y se vería demasiado.

Pero tengo una idea que le va a gustar. Como solamente son cien, ¿qué le parece si se hace una pequeña inauguración de cada uno, con cortina incluida? Podrían poner un pequeño botoncito que lo pusiera en marcha y, claro, con una placa para la posteridad: «El Honorable Conseller Josep González Cambray puso en marcha este aparato de aire acondicionado en fecha…». La prensa local, comarcal y nacional estaría invitada, también el alcalde y autoridades, las televisiones, todo el mundo sería partícipe de esa alegría. Y un pequeño refrigerio sería indispensable…

Nunca me cansaré de agradecerle esta medida tan necesaria para la comunidad educativa. De hecho, ¿a quién le interesa si los barracones se han construido para quedarse para siempre o si los edificios caen a pedazos por falta de mantenimiento? ¿A quién le interesa si se está contratando profesorado a raudales que no tiene la capacitación adecuada para dar clase? ¿A quién le importa el nivel educativo de nuestros alumnos y el fracaso escolar? ¿A quién le importa si la falta de presupuesto ahoga a la mayoría de institutos catalanes? Lo importante es el aire acondicionado, señor González Cambray. Enhorabuena a los cien centros educativos que podrán disfrutarlos. Los demás, siempre podrán abrir las ventanas para que pase el aire…

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