Varios vecinos de un bloque del barrio de Poble Sec de Barcelona han reclamado este lunes al Ayuntamiento que revoque las licencias turísticas de cinco pisos del edificio. En el número 2 de la plaza Santa Madrona de la capital catalana hay 11 pisos, cinco de los cuales tienen licencia turística, y cuatro de ellos están habitados. La propiedad, una familia con más de 300 pisos en el área metropolitana, envió un burofax a los vecinos afectados a finales de marzo para que se marcharan el 30 de abril. Los inquilinos han logrado una prórroga de seis meses, pero quieren que las licencias se revoquen, como ha ocurrido con algunos pisos de un bloque de la calle Tarragona.
Según el sindicato del barrio y los inquilinos, hay dos o tres pisos más para los que está solicitada la licencia turística y están en litigio judicial, y la idea de la propiedad es convertir todo el bloque en pisos de alquiler de temporada, entre uno y once meses, o directamente en pisos turísticos. La situación se agrava aún más porque algunos de los inquilinos desconocían que desde 2020 su contrato se renueva cada mes, y no anualmente. Cuando firmaron el contrato de alquiler no se fijaron en esa cláusula, llamada de tácita reconducción. A otros el contrato les caduca en 2024 o más adelante.
Aunque algunos vecinos se fueron al recibir el burofax, la ayuda del sindicato permitió a cuatro pisos exigir a la propiedad una prórroga de seis meses, tal y como permite el decreto de urgencia del gobierno español aprobado en diciembre de 2022. Según los vecinos, la propietaria es una familia burguesa catalana dedicada tradicionalmente a la industria textil, que está redirigiendo sus inversiones al sector inmobiliario, y ya han actuado así en otros bloques de la zona. Los vecinos alertan de que el barrio está sufriendo la presión inmobiliaria y turística de ser una zona cercana al centro, y creen que elementos como la Copa América, el traslado temporal del Barça al Estadio de Montjuïc y la promoción de las Tres Xemeneies agravarán la situación, porque se dedicarán más pisos al turismo o a inquilinos de altos ingresos como los nómadas digitales.
