La administración del club, prácticamente en casi todas las áreas y departamentos, hace aguas por culpa de la pésima cualificación de sus responsables directos y desconocimiento de la propia gestión que tienen entre manos. Esa es la percepción de decenas de empleados del FC Barcelona que procuran no comentar con nadie ajeno a la casa ni mucho menos internamente, atemorizados como están ante la amenaza de ser implacablemente despedidos o apartados de su cargo por el autoritarismo y despotismo que domina el día a día del club.
Este domingo, con motivo de la disputa del partido de Liga entre el FC Barcelona y el At. Madrid, volvió a caerse el sistema informático de control de las entradas administradas a través de las agencias oficiales, calculadas en varios miles de tickets. La situación, verdaderamente crítica, se produjo cuando apenas faltaban cinco horas para el inicio del encuentro en el Camp Nou. Escuetamente, el comunicado del club informaba que debido a un problema técnico la totalidad de las entradas enviadas desde el club el viernes pasado día 21 debían ser sustituidas presencialmente por otras emitidas el domingo cuando se registró la incidencia.
Para entonces, los tickets ya se habían repartido entre los clientes de forma individual o a pequeños grupos de forma que no cabía otra solución que apostar empleados en las bocas más concurridas y activar a los controladores de los accesos con la orden redirigir a los espectadores a otro puesto del estadio o directamente a la taquilla del Acceso 14, pues además siguió el mal funcionamiento informático y en varios momentos tampoco era posible imprimir las entradas nuevas.
La voz desperada de Rosana Mora, una de las responsables del ticketing relacionado con las agencias oficiales les explicaba de este modo la situación a los afectados: “El programa está ‘petando’ y no pueden reenviar nuevas entradas con lo que todo el mundo que vaya con su entrada a la puerta y si en la puerta hay cualquier problema los enviarán al acceso 14 para cambiárselas. O sea que de momento todo el mundo que vaya con su entrada hacia allí y cualquier problema se lo cambian en las taquillas”.
La paciencia y la comprensión de los compradores evitaron situaciones de extrema tensión y problemas de orden público que, luego se supo, se debieron a la emisión de entradas por duplicado y al hecho, siempre sospechoso, de que las localidades de reventa por el sistema del Seient Lliure deberían justificarse también al control de LaLiga a través de la cual se registran, o al menos así debería ser, todas las operaciones de venta de entradas. Las procedentes de la cesión de los socios-abonados no son en un principio localidades del aforo del Spotify Camp Nou hasta que no se formaliza el permiso del propietario para su venta a favor del club a cambio de un porcentaje del valor facial del asiento a descontar la siguiente temporada. La notificación a LaLiga y su posterior inclusión en el sistema es lo que, a menudo, ha sido objeto de discusiones fiscales y de interpretaciones a lo largo de los últimos años. Se ha dado la circunstancia, a veces, de una venta anticipada por parte de las agencias que, disponen de un cupo superior al disponible. Por ejemplo, en los partidos de final de Liga, cuando los socios abonados no han cedido sus asientos, por la sencilla razón de que ya han superado el máximo de retorno por parte del club, se produce un bajón sustancial de localidades disponibles cuando en realidad, si la competición está ajustada y coincide con meses de aumento del turismo en Catalunya, la demanda crece peligrosamente. Ese ‘overbooking’ se ha solucionado a base de repartir tickets sin un asiento específico, solo de zona para evitar que un socio abonado se encuentre a un turista sentado en su localidad.
La duplicidad de emisión de tickets es un error tan grave que, en teoría, el sistema no podría admitirlo, lo que aún levanta más sospechas sobre el origen de ese conflicto en un departamento tan hermético que cualquier mirada intrusa se paga cara.
No es la primera vez, ni será la última, que se producen este tipo de incidencias en la administración de la venta de entradas por este canal. El Barça de Laporta posee el récord absoluto de negligencia, infracciones y trampas en la venta de entradas para un partido de Europe League con ocasión del choque de cuartos de final de la edición 2021-22 frente al Eintracht de Frankfurt. El descontrol y la permisibilidad fueron de tal calibre que se estimó en más de 40.000 entradas las que acabaron en manos de la reventa alemana, la mayor parte por el incumplimiento de la normativa UEFA que prohíbe expresamente la venta de entradas a aficionados del equipo rival fuera del cupo expresamente regulado del 5% del aforo. Mayoritariamente, las agencias oficiales del FC Barcelona, aun conociendo la prohibición expresa de esa normativa de alta seguridad para partidos internacionales, encontraron la forma, con la pasividad y complicidad del área de Ticketing, pues sólo desde dentro se tiene el control del destino de las entradas, de distribuirlas entre la afición del Eintracht con semanas de antelación.
Está probado también que las redes sociales alertaron con días de antelación suficientes del problema que podría producirse el día del partido, pues los seguidores alemanes podían disponer de entradas sin límites para el partido de vuelta en Barcelona.
La UEFA miró entonces hacia otro lado, no se sabe exactamente en base a qué argumentos exculpatorios por parte del Barça que, tras haberla amenazado ahora con demandarla por cien millones si entraba en el caso Negreira, ha plegado velas y mostrado una sumisión y un recato que hace presumir el miedo real de Laporta a que la UEFA se ponga muy seria un día de estos si este tipo de situaciones, también inexplicables, se siguen reproduciendo.
