La condena por prevaricación y falsedad documental contra la presidenta de Junts, Laura Borràs, comienza a tener casi más efecto dentro del partido que fuera. Y es que hay parte de la formación que ve que el empeño de Borràs en denunciar su caso como un episodio de ‘lawfare’ y persecución política, y la negativa a dar un paso al lado les puede perjudicar, sobre todo de cara a las elecciones municipales de mayo.
Por eso, ante la inacción de la cúpula que ha decidido no forzar el arrinconamiento de la presidenta, los equipos de campaña de candidatos que consideran «potentes» y con posibilidades de éxito el 28-M blindan a los alcaldables y vetan que aparezcan en público y en solitario con la presidenta del partido. Los actos de partido con fotos grupales de candidatos y eventos similares, se toleran. Pero las imágenes de soporte explícito a un candidato se restringen más. El caso más flagrante, seguramente, es el del candidato a Barcelona, Xavier Trias, quien no solo no ha querido saber nada de Borràs durante el juicio, sino que ahora que está condenada tampoco la incluye en su precampaña. De hecho, Trias va tanto por libre que incluso ha amenazado con posicionarse contra la continuidad de Borràs en el Parlament si sus adeptos siguen presionándole para que normalice la relación con la líder del partido.
