La mentira en política

Repetir mil veces una mentira la convierte en realidad. Como tantas otras expresiones que se han hecho populares, no se acaba de saber del todo quién se la inventó. Se suele atribuir al propagandista nazi Joseph Goebbels. Fuese quien fuese el primero en decirla es evidente que es acertada. Lo vemos continuamente. Donald Trump y Laura Borràs son los dos últimos exponentes. Uno allí en Estados Unidos, la otra aquí, al ladito de casa.

Trump dice que las acusaciones de que pagó una actriz porno son una maniobra de sus adversarios para desprestigiarle en connivencia con un aparato judicial que va a por él. Borràs asegura que la sentencia que le ha caído encima para hacer trapis con un amigo con el que pactaba la forma de hacer los presupuestos para concederle encargos del departamento que dirigía también es una conjura de políticos, fiscales y jueces que la quieren hundir porque es independentista. Trump y Borràs saben que hacen trampa. Pero entienden que hacerlo forma parte del juego.

Ni Trump ni Borràs tendrían ningún éxito en sus huídas adelante si no contaran con el altavoz de un buen puñado de medios de comunicación y el apoyo de muchos seguidores dispuestos a creerse cualquier cosa que les digan.

Tienen a favor también la impresión bastante difundida socialmente de que los políticos mienten sistemáticamente. Que quizás los políticos en los que confiamos mienten pero no son los primeros ni serán los últimos y hay otros que aún las sueltan más gordas.

A Jesús, el de los cristianos, le atribuyen otra de esas frases que se han convertido en recurrentes: «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra». Sustituid ‘pecado’ por ‘mentira’ y tendréis otra razón para relativizar y tragarse las mentiras de ‘los nuestros’.

A los políticos también se les atribuye que mienten durante las campañas electorales haciendo promesas que saben que no van a cumplir. Y ya sabéis que las famosas fake news no sólo se difunden cada vez más sino que están mejor hechas. La inteligencia artificial nos regala imágenes de Donald Trump corriendo ante la policía que quiere detenerle tan falsas como realistas.

A aquello de que ‘en este mundo traidor nada es verdad y nada es mentira, todo depende del color del cristal con el que se mira” hay que añadirle “y del color del medio de comunicación que lo explica” y también “y de la aplicación que se le aplica”.

Tiempos complicados éstos en los que no sólo debemos saber cuáles son los partidos y líderes que más nos atraen a la hora de votarlos sino también los que menos mienten.

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