El Ágora laportista pide posponer el Espai Barça dos años dadas las circunstancias

Laporta se sent molt pressionat des de Madrid per avortar el seu desgavellat pla de finançament abans de dijous i intenta negociar amb els 'grans' de l'Ibex, però segueix obsessionat amb Limak

Imagen del proyecto del Espai Barça
Imagen del proyecto del Espai Barça.

Como se veía venir, el conclave de las fuerzas laportistas que se han agrupado de urgencia bajo la denominación Àgora Blaugrana ha optado por proponer que el arranque del Espai Barça se posponga durante dos años a la espera de que se den las circunstancias y un escenario más razonable para la acometida de unas obras y de un proyecto que, hoy por hoy, se ha puesto imposible.

Los representantes y promotores de ese nuevo invento, Àgora Blaugrana, los miembros de Dignitat Blaugrana Anton Miret y Ricard Faura, orquestaron este primer acto fundacional el viernes último en el Ateneu Barcelonés con la única justificación y motivo de dar cabida a un debate sobre si en este momento procede avanzar en esa obsesión de Laporta de aprobar un plan de financiación a favor de Limak, que ha de disponer de las garantías de cobro antes de este 31 de marzo.

Miembros de Seguiment y de otros grupos que han venido escoltando y dando cobertura a las atrocidades de Laporta desde su llegada a la presidencia hace dos años, a veces de forma pasiva con su silencio e indolencia y otras de forma activa mediante comunicados oficiales de sumisión ilimitada a su gestión, participaron en este aquelarre a favor de llamar tímidamente la atención sobre la sentencia definitiva al futuro del club azulgrana. Hubo una unánime postura, aunque acomodaticia y edulcorada, a favor de retrasar ese paso que Laporta tiene entre ceja y ceja dar este miércoles en la reunión de junta clave para dar luz verde a la financiación estructurada con Kroll Bond Rating Agency (KBRT). El alocado plan, imposible de cumplir en la vida real, prevé cubrir unos 1.200 millones en cinco emisiones de bonos y una serie de créditos directos con dos o tres entidades, entre ellas CaixaBank y Banc de Sabadell, hasta los 1.500 millones autorizados por asamblea.

Los pertinaces gurús financieros del laportismo Marc Ciria e Ivan Cabezas, que ya venían alertando de los peligros de la fórmula Laporta para cubrir sólo una parte del Espai Barça -pues se han dejado el Palau Blaugrana-, establecieron razonablemente que la coyuntura actual no es ni mucho menos propicia ni oportuna.

Cada día transcurrido desde el referéndum, que sirvió para aumentar de 800 millones de euros a 1.500 millones de euros el Espai Barça, ha añadido un borrón el horizonte. La guerra de Ucrania, la inflación y la subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo y la sobrevenida crisis de uno de los grandes bancos suizos y los posibles rebotes en el sistema bancario de la eurozona no han ayudado desde el punto de vista externo.

De puertas hacia adentro, Laporta tampoco ha dado facilidades, pues los 870 millones ingresados en palancas no han servido más que para fichar a lo grande y apuntalar el primer equipo con once refuerzos que han dado solidez para competir en la Liga, pero que no han conseguido -al contrario- recuperar el prestigio europeo de la era Messi, otro activo que, al perderlo, ha devaluado el atractivo de patrocinadores e inversionistas. El déficit ordinario se mantiene en 150 millones anuales, el traslado a Montjuic recorta en 100 millones los ingresos y LaLiga le obliga a reducir masa salarial en 200 millones.

Un panorama que ya exigía más garantías a cambio del préstamo en el que trabajan Goldman Sachs y JP Morgan que ahora se ha complicado excepcionalmente a raíz del caso Negreira y la amenaza de una sanción de la UEFA.

El FC Barcelona, como se reconoció en la sesión fundacional de Àgora Blaugrana, no se encuentra en las mejores condiciones para negociar cuando no ha sido capaz de devolver todavía ni un euro de los 150 millones del crédito anticipado para el Espai Barça concedido por Goldman y vencido el mes de febrero pasado.

El daño añadido a la imagen del Barça por los pagos a Negreira, una noticia que ha dado la vuelta al mundo acompañada de la querella de la Fiscalía con las acusaciones particulares del CSD, LaLiga y la Federación Española de Fútbol, se ha multiplicado a causa de la indefensión y la cobarde actitud de un presidente que se ha escondido bajo el liderato del equipo de Xavi en la Liga.

Tal es el ruido y las adversidades que hasta el propio entorno azulgrana, instrumentalizado como bloque en el Àgora del viernes pasado, se ha visto obligado o empujado a salir a pedir una prórroga, o un tiempo muerto, que permita tomar aire y perspectiva, y rearmarse ante las imposiciones de los inversores. Para rematarlo, Laporta ha prohibido que Kroll haga pública cualquier revisión del rating de la operación, que desde febrero ya se había rebajado a prácticamente bono basura.

Puede que a Laporta le haya venido bien, o quizá a los miembros de la junta indecisos o contrarios a la financiación tal y como está, el posicionamiento de sus propias fuerzas sociales a favor del aplazamiento. El miércoles se sabrá si el presidente o su propio entorno quieren aprovechar esta iniciativa para paralizar el proyecto, si van con todo, con matices o si se rompe la baraja.

Como siempre, Laporta juega en solitario, sin atender más que a sus propios y oscuros intereses, en este caso convencido de que Limak es la solución al enorme problema que supone el Espai Barça. De tal calibre que, con el traslado a Montjuïc tan avanzado, ha sido el propio presidente quien se ha asegurado de no poder dar marcha atrás sin consecuencias iguales o peores.

Entre tanto, las informaciones se vuelven contradictorias. La Vanguardia publicaba este fin de semana que los inversores del Espai Barça esperan, algo decepcionados, que Laporta les dé alguna explicación tranquilizadora antes del miércoles, mientras que otras fuentes certificaban la posibilidad que las constructoras del Ibex que perdieron ante Limak participen de parte de proyecto pero no de la reforma del Camp Nou.

Parece difícil, en cualquier caso, que la pasión turca de Laporta, una mezcla indisoluble de obstinación y terquedad -él sabrá por qué razón-, pueda ceder ante la razonable y mayoritaria sensación de que este es un mal momento para terminar el Espai Barça, el peor de todos.

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1 comentario en «El Ágora laportista pide posponer el Espai Barça dos años dadas las circunstancias»

  1. Nosaltres Laportistes???. Si, igual que el PP és profundament independentista. Que en sou de rucs, quin nivell!!. Abans d’escriure rés haurieu de tenir si més no un mínim coneixement de les coses i els fets. En fí, no correspon dedicar-vos més segons. Potser resultarà que els laportistes sou vosaltres…

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