La consellera de Economia, Natàlia Mas, se ha anotado el gol de aprobar los presupuestos. Y, efectivamente, las cuentas se han aprobado, tras duras negociaciones con los comunes, PSC y Junts. Pero aunque el Govern haya cedido este triunfo a Mas y haya sido ella quien ha puesto la cara en la presentación del presupuesto tras los pactos que garantizaban su viabilidad, la realidad es que nadie parece confiar demasiado en ella.
Si en algo coinciden los tres partidos con los que el Govern y ERC negociaron las cuentas de la Generalitat es al asegurar que «ella ha pintado poco en las conversaciones», que «no decidía realmente nada», o que «no se hablaba con ella prácticamente nunca». De hecho, ni comunes, ni PSC ni Junts querían tratar con ella y preferían «hablar con quien realmente negociaba por boca de ERC o del Govern». Sin embargo, la última patada la dio el presidente de la Generalitat de Catalunya, que en el día que se aprobaban los presupuestos en el Parlament y después de una larga intervención de Mas, quiso tomar la palabra de manera muy breve para tener todo el foco mediático sobre sus palabras.
