Sandro Rosell, en su afán y audacia por enfrentarse a las cloacas del Estado, ha abierto una puerta a la investigación de las fechorías de la llamada policía patriótica, comandada en su día por el excomisario José Manuel Villarejo, y de la operación Cataluña, cuyo objetivo era reducir y descomponer las estructuras políticas del soberanismo catalán a base de desprestigiar y erosionar la imagen pública de las caras y los nombres más destacados del independentismo.
Sin embargo, en el mismo saco cayeron directivos electos del FC Barcelona del mandato de Sandro Rosell, cuya pertenencia a la movida política y protagonismo ciertamente cuesta relacionar, incluido el propio Sandro Rosell, que acabó en prisión preventiva sin ningún indicio real, durante casi dos años, por una persecución sobrevenida cuando había renunciado a la presidencia del club azulgrana dos años atrás.
Lo mismo le ocurrió a uno de sus directivos, Ramon Cierco, de ciudadanía andorrana y socio principal, junto con su hermano, de la Banca Privada de Andorra y, al mismo tiempo, consejero de Banco Madrid, que se acabó quedando sin ninguna de las dos entidades, hoy se sabe que a causa de informes falsos en el marco de esta misma trama de Villarejo.
Hoy, nuevas revelaciones sostienen ahora que otra víctima colateral, la directiva Susana Monje, fue incluida en la operación Catalunya porque a Villarejo le ofrecieron un millón si arruinaba el holding de Monje, como así fue después de que la misma UDEF y otros organismos controlados por Villarejo hicieran circular informes también inventados sobre la situación de las empresas.
Lo que Rosell intenta demostrar con su determinación judicial es que no hay ninguna casualidad detrás de estas numerosas víctimas azulgranas de la conspiración y los trapicheos de Villarejo y de sus secuaces, y que sólo es cuestión de tiempo encontrar quién y cómo, desde del mismo entorno azulgrana, movió hilos para que esta policía fuera de la ley y los tribunales cómplices participaran tan activamente en el acoso y derribo de los dirigentes del FC Barcelona.
No lo tiene fácil ni probablemente dejaran ir demasiado lejos a Rosell, pero da la sensación de que a cada pequeño paso aparecen nuevos y cada vez más cercanos amigos, ya no tan invisibles, de Villarejo en Catalunya.
