Los refugiados ucranianos no ven “opciones de mejora en un futuro próximo”

Refugiados entrevistados por EL TRIANGLE rememoran el inicio de la guerra, hace un año, y como están ahora

Guerra de Ucrania.

El 24 de febrero del 2022, a las cinco de la madrugada, la Ivanna despertó asustada a su marido, que dormía tranquilamente en el hogar familiar de Kíiv, la capital de Ucrania. Ella ya había sentido cuatro explosiones y temía que hubiera empezado la guerra. Al principio, su marido no la creyó, pero miró la hora en el teléfono, contactó con unos amigos que vivían en la otra banda de la ciudad que también estaban sintiendo las explosiones y, finalmente, los dos asumieron que estaban viviendo el inicio del conflicto.

Entonces, la Ivanna, su marido y su hijo Ivan empezaron un largo periplo para salir del país y entrar en Polonia. Cuando llegaron a la ciudad polaca de Łódź, cogieron un autobús hasta Barcelona, donde pasaron 38 horas de viaje, sin explosiones, bombardeos ni helicópteros rusos sobrevolando las carreteras.

El día antes del fatídico día bélico, la Tetiana Kharchenko, madre de Ivan y la Vira, había ido a esquiar con la familia. El día siguiente, el 24 de febrero, todos los proyectos familiares se fragmentaron. Tanto ella como su marido perdieron el trabajo, la casa de Kíiv ya no era segura para vivir y la escuela empezó a ser un espacio donde llegaban noticias de padres y suegros muertos a manos de soldados rusos. Quedarse en el país ya no era seguro. Por lo tanto, decidió marchar con miedo y desesperación hacia España, donde tenían familiares.

Para Maya Zhulidova, ucraniana residente en Cataluña desde hace 30 años, las primeras horas del 24 de febrero fueron de “pánico, incertidumbre, incredulidad y mucha angustia”. Toda su familia es originaria de Kíiv y sufría especialmente por su madre. Intentaron encontrar un vuelo para llevarla hacia Cataluña, pero no encontraron ningún billete. Finalmente, organizaron “una operación de rescate” y a través de familiares repartidos por diferentes puntos del país consiguieron trasladarla hasta Barcelona.

El Aleksei Iúdnikov es ciudadano de Ucrania, pero a la vez es una persona que ha desarrollado su proyecto de vida en Rusia durando más de 30 años por motivos profesionales. La guerra lo ha dividido personalmente en dos partes, puesto que su madre y su hermano pequeño viven a Kíiv, mientras que su mujer, los cuatro hijos y su padre viven en Moscú y otras ciudades. “No puedo centrarme plenamente en la victoria de una parte y la destrucción de la otra”, dice al EL TRIANGLE. Cuando recuerda el 24 de febrero del 2022, menciona que “el tiempo se paró, no podía creer que esto me estuviera pasando, no dormía, era una pesadilla”. Aleksei es actor y tuvo que marchar de Moscú para pronunciarse abiertamente contra la guerra. A causa de su posición política crítica con el régimen ruso, se pudo acoger al proyecto Barcelona Artises En Risc, una iniciativa conjunta de varias instituciones y entidades para acoger artistas en situaciones de riesgo bajo el paraguas de una residencia artística en Barcelona. En su caso, Aleksei ha hecho una estancia en la residencia de los artistas a la Fabra y Coats, donde ha podido desarrollar un proyecto teatral con la dramaturga ucraniana y directora de teatro Saixa Deníssova.

Un año después

Todos los testigos recogidos por EL TRIANGLE manifiestan que quieren que la guerra se acabe pronto, porque familiares, amigos que residen en Ucrania y luchan allá sufren continuamente. “Han pasado meses en sótanos fríos, sin agua, ni alimentos ni medicinas. Sus hogares han sido destruidOs y los hay que han presenciado atrocidades contra sus seres queridos”, manifiesta la Ivanna. Por su parte, Maya detalla las dificultades que tienen para saber cómo están sus familiares y amigos, porque las comunicaciones son muy malas y se puede tardar meses en saber cómo están los más jóvenes desplazados en las zonas de combate. Maya añade que la gente de su país “se mueve mucho por las zonas fronterizas, y algunos de los que salen del país, al cabo de cierto tiempo, vuelven a entrar para ir a luchar. Aunque tienen opciones de vivir afuera, vuelven para estar cerca de su gente”. Es el caso de un empresario amigo suyo que lo ha dejado todo y ha ido a luchar. Para proteger al máximo a su gente, Maya, que ha acogido además de una decena de familiares en su casa, colabora en el envío de materiales al frente. “Tenemos canales particulares y enviamos calefactores al batallón de nuestros jóvenes porque no se les congelen las manos y se puedan defender, o bien enviamos pilas, además de comida y ropa”. En su día a día bélico, hay muchos problemas de cobertura, muchos apagones y muchos momentos sin luz.

“El país está siendo bombardeado continuamente, y la gente corre peligro en cualquier lugar. Hay días donde un barrio entero está sin luz y tienen que bajar a la calle para hacer un fuego y cocinar algo”.

Cuando preguntas por una posible negociación con el presidente Putin para poner fin en la guerra, Maya Zhulidova es la más contundente: “¿Qué negociación se puede hacer? Es ridículo negociar con una persona que durante décadas ha seccionado nuestro país. ¿Qué tenemos que negociar con una persona que amenaza Polonia? No veo opciones de mejora en Ucrania en un futuro próximo. Nadie tiene suficiente fuerza o herramientas para parar la guerra. No veo el horizonte”.

(Visited 94 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario