La presidenta del Parlament suspendida, Laura Borràs, ha aprovechado el alegato final en el juicio por las supuestas irregularidades en la Institució de les Letres Catalanes (ILC) para < strong>defender la inocencia y recriminar la actitud de ERC y la CUP por haberla sentenciado antes del juicio.
En su discurso lamentó el daño «irreparable» que el proceso penal ha causado a su imagen y su reputación y se presenta como víctima política de una investigación prospectiva. «No voy a renunciar a la independencia, sea cual sea la sentencia», ha afirmado.
«Se me ha criminalizado, caricaturizado, se me ha presentado como una corrupta y cualquier persona que me conoce sabe que soy una persona íntegra y que mi forma de ser lo atestigua. No he cometido ningún delito», se ha defendido.
Borràs se enfrenta a una pena de seis años de cárcel acusada de los delitos de falsedad documental y prevaricación. La Fiscalía hoy le mantuvo los cargos mientras que rebajó la pena de los demás acusados una vez confesaron los hechos.
De eso se ha quejado Borràs: «Hay quien ha pactado con la fiscalía, pero yo he optado por mantener el pacto con la verdad», en referencia a las demás defensas, la estrategia de las que calificó de «éticamente reprobable».