El 24 de febrero se cumplió un año del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Esta invasión ha comportado una guerra cruel que ha hecho que más de ocho millones de ucranianos huyeran del país. Cerca de 40.000 buscaron refugio en Cataluña. Este viernes, un año después, la comunidad ucraniana y las distintas asociaciones que la representan convocaron una manifestación en Barcelona para rechazar la invasión y exigir la retirada inmediata de las tropas rusas.
El mundo asociativo catalán no se sumó a esa manifestación. Prefirió convocar otra, al día siguiente, porque no estaba de acuerdo con las reivindicaciones de los ucranianos que viven entre nosotros. La manifestación del viernes iba encabezada por una pancarta donde se leía «Barcelona con Ucrania». La del sábado se hizo con el lema más ambiguo de «Catalunya por la paz». A la primera asistieron unas 8.500 personas y a la segunda, unas 2.000, según la Guardia Urbana. En la primera había una clara mayoría de familias ucranianas refugiadas, además de ciudadanos rusos que se han solidarizado con ellas. En la segunda, prácticamente no había representación de personas procedentes del país que está sufriendo las consecuencias de la invasión ordenada por Vladimir Putin.
Hace veinte años, Barcelona vivió una de las manifestaciones más numerosas de su historia para protestar contra la guerra en Irak. Se calcula que participaron más de un millón de personas. En Madrid, también se hizo una manifestación multitudinaria ese 15 de febrero del 2003. La de este fin de semana en la capital española apenas reunió a un millar de personas.
Los ucranianos refugiados no entienden que una manifestación contra la invasión rusa que les ha echado de su país responsabilice a la vez a Putin y a la OTAN de la guerra. Quieren que la OTAN y Occidente en su conjunto se implique más a fondo militarmente en la lucha contra los invasores. Por eso no acudieron a la manifestación convocada por el asociacionismo catalán. En esta manifestación hubo división de opiniones cuando se gritaba contra la OTAN.
Si el asociacionismo catalán convoca una manifestación supuestamente a favor de los ucranianos y éstos no asisten, es necesario hacer una reflexión profunda del porqué de este fracaso. En 2003, Barcelona y Cataluña exhibieron su fuerza y unidad contra la guerra en Irak. En 2023, la plaza de Sant Jaume, en Barcelona, fue el triste escenario de una manifestación de la debilidad y división de la sociedad catalana.
