La amistad, una esperanza para el mundo

Recientemente en un viaje improvisado como ya es normal en nuestro día a día, nos fuimos a Madrid, aprovechando que algunos días los billetes del tren AVE suelen ser bastante asequibles, llegamos a la capital política de España donde se cocina todo lo concerniente al futuro de este país.

Desde 2019 no íbamos a esta ciudad de gente maravillosa pero como siempre con el lado oscuro de los políticos sucios y demagogos que lo arruinan todo.

Salimos de Barcelona con mucha ilusión para reencontrarnos con nuestras amigas y amigos luego de varios años que entre la pandemia y otras situaciones que el tiempo nos ha puesto obstáculos en el andar de nuestras vidas, volvimos a Madrid y pese a un pequeño impase por asuntos personales, pudimos disfrutar momentos amenos con las amistades que viven allá.

Como es habitual, siempre surge el ojo crítico y analítico que no solo mira lo bonito de cada viaje. Lamento profundamente no haber encontrado el Madrid que nos recibió al llegar a este país en condición de exiliados, una Madrid verde, limpia, llena de cultura, artistas callejeros por doquier que nos llenaban de vida, alegría y esperanza cuando caminábamos por la Gran Vía, calle Arenal o la puerta del Sol.

Hoy vemos una ciudad llena de basura por sus calles, plazas y avenidas, antiguas calles peatonales convertidas en vehiculares o llenas de terrazas desordenadas, la puerta del Sol convertida en un completo desastre en obras que la actual administración pretende cambiar su tradicional forma de ser, que era llena de vida, gente de todas las culturas y música por doquier.

También nos fuimos a nuestro querido y recordado Móstoles, un pueblo de gente maravillosa y obrera al sur de Madrid capital, y que antes también fue ejemplo de cultura, tranquilidad y limpieza. Ahora lo hemos encontrado con mucha basura por sus calles y con muy poca actividad cultural.

Dicho esto, he puesto en contexto la situación del área metropolitana de Barcelona que también está hecha un asco, llena de basura, maloliente, los ayuntamientos persiguiendo la cultura, obligando a los cantantes callejeros a hacer casting y tramitar un permiso especial para poder actuar en las calles…

Nuestra conclusión es que estamos viviendo tiempos donde los políticos se ocupan más en cómo ganar elecciones y destruyen la imagen de las ciudades, la cultura y todo aquello que podría aportar cosas positivas para la humanidad.

Vale, pues luego de ese repertorio de cosas y experiencias negativas que nos dejan los políticos egoístas y que nos generan más estrés del que ya cada día tenemos que cargar en nuestras espaldas, ahora aprovechando que comercialmente a este mes le llaman del amor y la amistad, os comento que nuestro viaje a Madrid fue maravilloso porque aunque el tiempo se nos hizo corto, pudimos compartir momentos de alegría con la familia Jabonero Escobar en Móstoles que nos invitaron a comer en su casa. Fue muy especial abrazarnos nuevamente con Vilma, Mariano y Víctor, de la misma manera que también fue maravilloso volver a darnos un abrazo y beso de amistad con nuestra querida María José y al final de nuestra estancia en Madrid con nuestra Vicky querida que pese a cualquier situación difícil que esté pasando, siempre inyecta ese soplo de alegría de vivir y su gran amistad. También fue especial poder vernos después de tanto tiempo con nuestra paisana Karen Patricia una persona ejemplo de lucha social a la cual le tenemos mucho aprecio, y para cerrar con broche de oro, era imposible no ver y conversar amenamente con nuestro querido y místico amigo Pedro que siempre nos habla de sus experiencias paranormales y sus ritos ancestrales…

Diréis que este articulo parece una narrativa de viajes imaginarios escritos por un loco como yo a quien las circunstancias le obligan a visitarse con el psiquiatra cada 30 días, pero no, mis queridas lectoras, en realidad escribimos todo lo que vivimos y todo lo que hemos sentido y creemos que pese a  lo negativo y decepcionante que vemos a diario, siempre hay entre toda esa basura, algo que rescatar y que reciclar y eso se llama amistad y deseo de vivir en un mundo menos desigual.

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