El gobierno catalán y Pere Aragonès quisieron contar con empresarios y sindicatos desde el primer momento en la confección del presupuesto. La rotura del ejecutivo y la salida de JxCat, pero, sirvió para que Aragonès los utilizara públicamente para presionar a Junts y el PSC, esperando que así aprobarían las cuentas catalanas.
El presidente les presentó su propuesta y pactó con los sindicatos y las patronales incluso algunos puntos. En la última fase de la negociación, cuando el PSC mostraba cierta reticencia para llegar a un acuerdo final, Aragonès volvió a convocar el pasado lunes el Consejo de Diálogo Social para escenificar que el gobierno cuenta con su apoyo y que era el PSC el que estaba quedándose fuera. Empresarios y trabajadores empiezan a ver la estrategia y muestran su temor de que se les utilice de manera excesiva.
