Laporta dispara los gastos ordinarios a más de 1.000 millones por primera vez en la historia

Al margen del incremento de la masa salarial, ha subido enigmáticamente en 62 millones la partida de gastos generales con el falso argumento de la reapertura del estadio, costes que ya se imputaron en la temporada anterior

Joan Laporta
Joan Laporta.

Foto: FC Barcelona

Más allá del foco que los analistas externos, los controladores de LaLiga y los contadores de cuentos de la economía del Barça, Joan Laporta y Eduard Romeu principalmente, el drama al que se enfrenta el club azulgrana también pasa por ese amplio concepto denominado Gastos de Gestión que para esta temporada se cifran en 244 millones de euros. Otro récord insuperable, o no, de la actual junta directiva que en sus discursos oficiales repite cansinamente eso de que «le hemos dado la vuelta a la economía del club».

La suma de esos gastos generales a una masa salarial disparada hasta los 656 millones ya supone un techo de 900 millones a los que debe añadirse el coste de la nómina no deportiva, de 61 millones, y los otros gastos (104 millones), resultado de cargar amortizaciones anticipadas y operaciones relacionadas con el Espai Barça. En total, los socios aprobaron una columna de 1.065 millones de gastos de un presupuesto muy difícil, por no decir imposible, de cubrir.

Otra cosa es la apariencia de una solvencia económica con la que Joan Laporta obnubiló el sentido y la percepción de los socios compromisarios cuando le puso al lado una cifra de ingresos de 1.255 millones. Acompasada por los repelentes discursos del vicepresidente económico Eduard Romeu y del ya expresidente de la Comisión Económica, Jaume Guardiola, hoy presidente del Cercle d’Economía, verdaderamente cínicos y ajenos por completo a la realidad del club, la aprobación de esos números tan esperpénticos fue coser y cantar, contando con el factor favorable de la inmunidad telemática impuesta por la presidencia. Es decir, con el derecho de intervención, expresión y votación desaparecidos para siempre del universo azulgrana.

Lo que no explicaron ni uno ni el otro fue que de esos 1.255 millones, 600 millones corresponden a ingresos netos obtenidos de las palancas por el 15% de los derechos de TV vendidos a Sixth Street (400 millones) y por el 49% de los fungibles digitales, milagros del metaverso, fan tokens y el uso del blockchain a partes iguales (24,5% cada uno) entre Socios.com y Mediapro, en todos los casos mediante la creación de empresas interpuestas que, cuando llegue el momento, quedarán tejidas en un amasijo incomprensible de alianzas accionariales de enorme peso en el futuro Barça SA.

De momento, sin embargo, la simpleza contable del asunto arroja un déficit ordinario escalofriante de 655 millones que, a la fuerza, ha de ser cubierto por ese excedente de las palancas y de una operación financiera, lo que en un principio se atribuyó a un efecto de plusvalía, como resultado de una autofinanciación con un crédito de 148 millones a favor de Locksley Invest, la sociedad participada por el FC Barcelona y Sixth Street, que se autoliquida también como un beneficio proporcionalmente en las dos temporadas afectadas, la actual y la anterior (2021-22). La contrapartida de esa deuda no figura, sin embargo, en los estados financieros del club porque la contrajo Locksley Invest. Otra maraña societaria.

En cualquier caso, el avance de liquidación resulta igualmente desolador con unos beneficios de 274 millones, pese a esos más 500 millones de aporte procedente de operaciones extraordinarias y excepcionales, pues para la temporada siguiente los gastos seguirán subiendo sin la posibilidad de recurrir a palancas, no al menos para seguir ampliando desesperadamente ese margen salarial para poder seguir fichando. Si se ejecuta una sencilla resta de esos 274 millones de superávit de los 500 millones netos de ganancias por la venta de activos, el resultado (226 millones) sería el déficit estructural conjeturable sobre un presupuesto calculado en base a la clasificación del primer equipo a cuartos de final de la Champions.

Intentar analizar la naturaleza y el origen de esos gastos de 244 millones requiere un ejercicio de imaginación y de fe en explicaciones y argumentos que carecen del menor sentido y de proporcionalidad.

Por tener referencias históricas, esa partida de gastos generales estuvo situada en 157 millones la temporada 2017-18 y ascendió a 200 millones en la 2018-19, un aumento de 43 millones (27%) en su mayor parte invertidos en la compra de existencias y en el gastos derivados de la gestión directa de las tiendas por parte del club a raíz de la creación de BLM. Una coste con la contrapartida de repercutir en forma de ingreso el cien por cien de los beneficios de la Megastore del Camp Nou y de las tiendas bajo control directo del club por primera vez.

Aquella misma temporada también se incrementaron los salarios no deportivos de 43 millones a 51 millones (19%) debido a la contratación del personal de Barça Licensing & Merchandising (BLM), lo que representó un 90% de la subida.

En la siguiente temporada (2019-20) esos gastos de gestión bajaron a 181 millones y en la temporada (2020-21), a 139 millones como consecuencia del cierre de las instalaciones, de las tiendas y jugar los partidos a puerta cerrada. Es decir, por el efecto ahorro y pandemia en determinados costes. También, gracias a los ERE aplicados, los gastos de personal no deportivo se redujeron de 51 a 50 millones.

Con la reapertura del estadio y el resto de los recursos comerciales y de explotación, la cifra de gastos de gestión se recuperó a 182 millones la temporada 2021-22, un aumento lógico, aunque ya se detecta un anormal disparo de la masa salarial no deportiva a 59 millones que, por las trazas, sólo puede atribuirse a una escandalosa escalada de las retribuciones del renovado y numeroso staff directivo de Laporta, además de los costes de despido e indemnización del anterior. Un gasto del todo inexplicable por su volumen con la perspectiva presupuestaria de alcanzar los 61 millones esta temporada en curso.

Donde se produce otro descalabro que, se mire por donde se mire, no tiene explicación es en el salto de gastos de gestión presupuestados para este curso 2022-23 a 244 millones, o sea 62 millones más (34%) respecto de los 182 millones del año anterior. Lo más surrealista radica en la explicación formal de la memoria, que alude a un incremento por la apertura de nuevas tiendas, que seguramente no puede exceder de una inversión de dos millones exagerando y fantaseando los costes y, del todo alucinante, por los «costes derivados d la reapertura total del Camp Nou».

Este amplio concepto, que tranquilamente sugiere que se corresponden con una porción destacada de esos 62 millones, suena a tomadura de pelo y cachondeo si se tiene en cuenta que el estadio volvió a la plena actividad la temporada anterior 2021-22. En efecto, de los gastos generales de la 2020-21, de 131 millones, a la pasada (2021-22), de 181 millones, el incremento de 43 millones se atribuyó, según la junta directiva, «a la reapertura de las instalaciones y a los costes necesarios para poner en marcha toda la operativa de partido (venta de entradas, seguridad, limpieza, etc.), así como por los costes de venta de las tiendas propiedad del Club».

¿Cómo es posible que, ahora, la misma directiva haga crecer en 62 millones esa misma partida con el mismo pretexto de la reapertura de un estadio y de unas tiendas que ya estaban abiertas y al cien por cien de su operativa desde hace ya una temporada? Echándole mucha imaginación es posible incluir en esta partida todos los excesos en viajes y restaurantes, pero el porcentaje significativo y causante de esta desviación récord y sin precedentes sigue siendo un enigma, una pantalla, una distracción y, sobre todo, un misterio que sólo podrá ser aclarado cuando algún día, mediante una due dilligence y un forensic, salgan a la luz las innumerables operaciones con proveedores que están sangrando el club con un volumen y una manga ancha que supera cualquier límite conocido.

Como si fuera una broma de mal gusto, también está previsto gastar dos millones más (de 59 a 61 millones) en salarios no deportivos por la apertura de dos nuevas tiendas, una en Barcelona y otra en Madrid.

Existe una teoría científica sobre los números borrosos, pero hasta esa rareza tiene una explicación matemática. Los gastos de las cuentas de Laporta tienen más de esotérico, al menos hasta que se puedan investigar con transparencia.

De momento, más de mil millones de gastos ordinarios contra poco más de 600 millones, sin palancas. Un drama.

(Visited 168 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

NOTÍCIES RELACIONADES

avui destaquem

Deja un comentario