«El Procés no ha sido una lucha por una república catalana, ni por la independencia»

Entrevista a Sergio Fidalgo

Sergio Fidalgo

Periodista. Director de “El Catalán.es”. Fue cofundador de Concordia Cívica, presidida por la jurista Teresa Freixes. Es autor de “50 hazañas de TV3, y el “Tamborilero del Bruc del Procés”. Ahora publica, con Antonio Robles, “Los catalanes Sí tenemos Rey” (Ediciones Hildy).

 

¿El nacionalismo catalán instrumentaliza la figura del rey como la hace con la constitución, la bandera, la historia, los españoles y, en fin, con todo lo que tenga que ver con España?

Es curioso, porque la relación del nacionalismo con la corona es bastante ambigua. De hecho, el pujolismo en algún tiempo fantaseó con la historia, planteando una especie de relación confederal con la corona. Como diciendo no queremos ser españoles, pero si que nos valdría alguna cosa como la que teníamos con el reino de Aragón o de Castilla: un pacto simbólico con la monarquía. La ruptura de los nacionalistas catalanes con la corona se produce más explícitamente a partir del 3 de octubre, por el discurso del Rey al intento de sedición de la Generalitat. Es cierto que Esquerra, que ya venía manifestando desde hacía años su rechazo de la monarquía quemando fotografías, etc. se encuentra con que todo aquel espectro convergente que siempre tuvo la esperanza de llegar a un pacto con la corona de España, se va a hacer puñetas. Entonces ponen al rey como elemento de diferenciación y ataque a todo lo que tuviera que ver con lo español.

El PNV apeló explícitamente al pacto con la corona, en clave, digamos foralista. ¿Cómo se manifestó esto en Cataluña? ¿Llegó a formar parte de algún programa electoral?

Nunca fue explícito, pero si que es cierto que al nacionalismo convergente nunca le molestó el tema de la corona. Su objetivo era acaparar poder, competencias para Cataluña y, en el fondo, yo creo que se entendía que la fórmula del pacto con la corona era irrealizable, porque la monarquía española es una monarquía constitucional y, por tanto, poco propensa a apaños. La corona es una figura simbólica, que no puede pactar con nadie. En el País Vasco se llegó a hablar de instituirse en un Estado asociado, como Puerto Rico con EE.UU. El nacionalismo siempre busca fórmulas raras para intentar ampliar su base no asustando a parte de sus posibles votantes. En Cataluña, hasta el Procés, cuando todo se rompe, los nacionalistas siempre han estado buscando recetas “imaginativas” para intentar seguir con su proceso de “construcción nacional” y, al mismo tiempo, no asustar a sus sectores más templados. Mucha gente que votaba a CIU no eran nacionalista. Era un voto útil, conservador, de orden…Se les votaba porque eran los de toda la vida. El Procés, con su huida hacia adelante, rompe esto. Se aleja de todas las instituciones españolas, incluso la monarquía. Y con el discurso del rey el 3 de octubre, la fantasía del pacto bilateral con ella, entre los que aún la tenían, salta por los aires. Se apuntan a la tesis de la CUP y de Esquerra, que llevan años quemando fotos del rey en todas las plazas de Cataluña.

Uno de los genes del nacionalismo catalán ha sido el carlismo, cosa que el propio Pujol reivindica con energía en su “Caminant davant el congost” ¿Este anclaje en la realeza no chirría con el neo-republicanismo del que ahora se reclama el discurso separatista?

Una parte de lo que todavía se considera carlismo o tradicionalismo en Cataluña es muy constitucionalista, no independentista. Son minoritarios pero muy críticos, porque siempre han tenido esta raíz, más bien foralista, pero hispánica de la monarquía. Pero lo que sí es curioso es que en territorios donde el carlismo tuvo mucho peso, como el Berguedá o el Solsonés, se ha dado un giro espectacular hacia posiciones como la CUP. Cogen del carlismo no la tradición más conservadora en cuanto a religión, la relación con la monarquía…, sino los temas más identitarios. Juegan a ser independientes, pero tienen una base muy rural. Ves ahí a la CUP y es lo más alejado que puede haber de la izquierda. Puede sonar a cutre, pero mezclan ratafía con feminismo. Esa mezcla del terruño con jugar a ser revolucionarios. Este nacionalismo romántico-rural es lo más conservador del universo.

En sus artículos, Jaume Reixach suele recordar a los catalanes que siempre han tenido rey, y cuando ha habido república ha sido porque en España la hubo, no porque Cataluña hubiera instituid una propia. ¿Quizás el neo-republicanismo nacionalista catalán habría que buscarlo en la similitud de la barretina con el gorro frigio?

En las escuelas catalanas se sigue hablando de la corona catalano-aragonesa, algo que no fue así. Existía la corona de Aragón y los condados catalanes formaban parte de ella y, cuando se unió a Castilla, al reino de España. De aquella idea de vasallaje de los condados catalanes es quizás de donde procede el sueño romántico pujolista: rendimos vasallaje a alguien, pero nos gestionamos nosotros. Es decir, ellos para sus negocios. Porque el nacionalismo catalán siempre ha sido rico. Lo que no aceptan es la vía constitucional, en la que las reglas de juego son otras. El PNV mantiene el independentismo como rasgo identitario, como banderín de enganche electoral, pero se encuentra muy cómodo en la situación actual.

¿Este neo-republicanismo catalán al uso podría tener algo que ver con Esquerra Republicana de Cataluña, por eso de que el nombre hace la cosa?

En el nacionalismo convivían esa versión romántica, pactista con la corona y el rupturista, que se reclama republicano. Pero no creo que ERC sea auténticamente republicana, más allá del apellido. En su nacimiento, en los años 30, eran la versión catalana del republicanismo de izquierdas español. En su versión más radical, hablaban de una república confederal. En el fondo jugaban casi a lo mismo; a romper y no hacerlo. El Procés no ha sido una lucha por una república catalana, ni por la independencia. Como se ha puesto claramente de manifiesto, ha sido una lucha entre Esquerra y Convergencia por instituirse en partido hegemónica. Cuando CIU se debilita porque la corrupción empieza a aflorar, ERC huele sangre, aprieta el acelerador con el tema independentista porque se los pueden comer. Convergencia ve la jugada… El tema no es ser más republicano sino ver quien manda. Siempre han venido que Cataluña es un país diferente, europeo, mejor… Eso, que se ha venido vendiendo durante décadas, en voz baja, con el Procés alcanza un punto crítico.

¿El constructo neo-republicanista catalán al uso ha pillado con el pie cambiado al republicanismo no nacionalista?

Tengo un amigo republicano, que no lo oculta, pero que defiende a Felipe VI. Es partidario, claro, de un Estado democrático y aún no gustándole la monarquía, actúa a favor de una República, pero no de una catalana, sin de España. Creo que así piensan la mayoría de los republicanos, digamos, de toda la vida. Algo que tiene muy poco que ver con el modelo de república, presidida por Puigdemont, que pretendían imponer los nacionalistas, desprovista de garantías. Cosa que contaba de algún modo con la complicidad de los Comunes. Cuando Colau y Aragonés coinciden en no saludar al rey, la primera no lo hace por su talante republicano y el segundo por su ideario nacionalista. Ambos son nacionalistas. Porque la izquierda catalana ha comprado el discurso independentista desde siempre. No tanto los socialistas, pero los correligionarios de Rafael Ribó y el mismo han avalado las mayores barbaridades durante el Procés. Había gente como Saura, Mayol que, obviamente, no eran nacionalistas, lo mismo que Lluis Rabell, pero en su conjunto el conglomerado de Podemos y los Comunes tienden a simpatizar con el nacionalismo. Algo que también ha ocurrido con los propios sindicatos que, amparándose, en la idea de no dividir a sus afiliados han mantenido posiciones ambiguas, sino cómplices, con el nacionalismo.

Llaman especialmente la atención los feos de Colau Aragonés y compañía al rey no ya por razones institucionales, que deberían resultar obligadas, sino por estilo, principios, farplay

El Rey tiene que aguantar porque es rey de todos, incluidos los que están contra él. Cuando Aragonés y Colau le hacen feos al rey, este responde haciendo lo correcto. De todos modos, una cosa es ser republicano y otra ineducado. Julio Anguita podía ser muy republicano, pero no dudaba en dar la mano al rey. Afortunadamente, eso solo representa una parte de Cataluña, cada vez menor. Cosa que debería tenerse en cuenta la titular los telediarios y las portadas de los diarios para no caer en la trampa de hacerlo extensible a todos los catalanes. Es un problema de mala de educación. Como el “Puta España” de TV3. Pero a Aragonés, Junqueras, Puigneró y compañía les importa un pito.

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