La directora de la Fundació Barça, prima de Laporta, se duplica el sueldo

Marta Segú

La memoria trata de esconder este incremento registrando la suma total del comité de dirección. El privilegio de Marta Segú ha acentuado la crisis de relación y de competencia con la hermana de Laporta, Maite, con quien está en guerra

Todos los datos de la memoria de la Fundació Barça confirman las informaciones internas sobre un espectacular aumento del salario de su directora, Marta Segú, que estaría cobrando actualmente 200.000 euros anuales, un sueldo de alta dirección realmente alto si se compara, por ejemplo, con el del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que es de 89.000 euros.

También parece excesivo y desproporcionado respecto al de su antecesora, Maria Vallés, que ascendía a 118.000 euros y ya rondaba lo que podría considerase una retribución verdaderamente generosa para un cargo ejecutivo que ha de gestionar un presupuesto de entre 13 y 8 millones, según la temporada.

Al margen de que esta información empieza circular por las oficinas del Camp Nou, y que fuentes próximas confirman este incremento verdaderamente exagerado, es posible rastrearlo mediante el análisis de la memoria 2021-22 de la Fundació, pues esta es la primera vez en la historia que se esconde el salario de la directora general de tal forma que no es detectable a primera vista.

En el mismo apartado de las memorias de temporadas anteriores se incluía esta información con detalle, mientras que en la última no es apreciable este apunte contable con la misma transparencia que se supone a una entidad sin ánimo de lucro.

La fórmula bajo la que se esconde consiste en reflejar el coste total de los salarios de un supuesto comité de dirección, también por primera vez, sumando salarios, de forma de que diluye el de la directora general.

Éste es el extracto que recoge la memoria al respecto: “Las remuneraciones en concepto de sueldos percibidos por la alta Dirección de la Fundació han sido a 30 de junio de 2022 y a 30 de junio de 2021 de 354.941 y 118.616 euros, respectivamente. Para el ejercicio 21/22 se ha considerado como alta dirección de la Fundació la Dirección General, la Dirección Corporativa y a los Jefes de Área (A 30 de junio de 2021 se consideró como tal la Dirección General)”.

La diferencia es sustancial, nada menos que de 236.325 euros. Este supuesto comité de dirección está formado por cuatro personas, dos varones y dos mujeres que, revisando el extracto anterior y comparando con el organigrama publicado en la misma memoria, se podría deducir que está integrado por Marta Segú (Directora General), Paco Sanz (Corporate Manager), Ramon Garriga (Program Manager) y Yolanda Antín (Program Manager). Así, entre estas cuatro personas se repartirían 354.941 euros, casi 89.000 euros por persona, pero desde luego es muy poco probable que los cuatro miembros del supuesto comité de dirección perciban un salario similar y que la proporción sea bastante más desigual a favor de la directora que, a fin de cuentas, ha de gobernar un equipo de 20 personas. Un salario de unos 200.000 euros como el que cobra ahora Marta Segú sería el doble del que percibe la directora del Institut Català de Salut, que tiene 44.000 empleados bajo su responsabilidad. A partir un sistema de cálculo bastante simple es posible confirmar que, en efecto, del grueso de esa subida se corresponde con la subida de su salario.

A lo largo de las últimas temporadas, el total de gastos de personal divididos por el número de empleados ofrece una media de 65.000 euros. En cambio, en la temporada 2021/22 la media de salario asciende a 79.000 euros, un total de gasto de 1.587.000, por 20 empleados. Si se multiplica la media anterior de 65.000 por 20 empleados (2021/22), da 1.300.000, justamente más de 200.000 euros por debajo del gasto de personal de la temporada 21/22. No sería un ejemplo de esa presunta política de recortes y de cierta austeridad de la que se viene hablando en el Barça.

En los pasillos de las oficinas se da la circunstancia añadida de que Marta Segú, la prima del presidente Joan Laporta, y Maite Laporta, la hermana del presidente y también prima de Marta Segú, está a punto de declararse una guerra abierta. Sin duda, cuando Joan Laporta se refirió a la necesidad de gobernar el Barça como una empresa familiar, desafortunado comentario con el que pretendía justificar en su momento la huida de Ferran Reverter, la limpia de su equipo y la reacción propia y mediocre de quien prefiere rodearse de palmeros y aduladores antes que trabajar con profesionales de reputado criterio, experiencia y formación, poco podía imaginarse que también los problemas y las tensiones iban a focalizarse dentro de ese vínculo de sangre entre su hermana Maite y su prima Marta.

La tensión entre ambas se ha vuelto perceptible en la administración del club y es susceptible de amenazar ese equilibrio y presunta armonía en el camarote de Laporta, ese núcleo duro desde donde se gobierna el Barça desde hace ya varios meses, cada día más viciado y contaminado por la endogamia y la falta de contacto con el mundo exterior.

Además de este privilegio en el salario, poco justificado, los problemas han surgido entre prima y hermana de Laporta a causa del protagonismo ascendente de Maite Laporta en el área que le fue asignada como responsable de Diversidad, Equidad e Inclusión, un perímetro de actuación que, desde luego, abarca determinados aspectos de sostenibilidad y de la imagen social del club. Testimonios próximos confirman que el trabajo desarrollado por Maite Laporta habría destacado por encima de los proyectos de la propia Fundació Barça que dirige Marta Segú, su prima.

Se habla, más que de una rivalidad directa, de recelo por parte de Marta Segú y del propio equipo de la Fundació contra las iniciáticas de la hermanísima y parece que ahora favorita en el ranking personal del presidente. También se ha detectado cierta envidia por los elogios y los halagos del mismo entorno a favor de la hermana y en detrimento de la prima, que la habría llevado a no colaborar en proyectos de club donde era necesario el entendimiento y la ayuda de la Fundació.

En algunos casos se habla incluso de una directa obstaculización por parte de Marta Segú en asuntos que perjudican avances y actuaciones de Maite Laporta, un escenario de conflicto que ya ha empezado a generar rencillas, discusiones y enfados que, si no se cortan de raíz o se suavizan rápidamente, pueden acabar provocando una guerra abierta dentro del clan Laporta.

En principio, nada que deba alterar por ahora la funcionalidad, misión y objetivos del resto de la familia, que alcanza al propio hijo de Marta Segú, contratado por una empresa proveedora de servicios para la Fundació, o al hijo de Laporta, a través de sus intereses en una agencia de representación de jugadores que no ha sido ajena a algunas operaciones del club azulgrana del pasado largo verano de fichajes, bajas y cesiones.

Pese a estos tambores de guerra, la familia Laporta sigue unida en su principal propósito de mantenerse fuerte en sus puestos estratégicos de control del club, más allá de si ese nepotismo se traduce en beneficios reales para el FC Barcelona. Que no parece que así sea.

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