Asociacionismo, voluntariado, activismo, militancia

Tradicionalmente se ha entendido el asociacionismo como la tendencia natural a agruparse personas que tienen los mismos objetivos y valoran que si trabajan CONJUNTAMENTE tendrán más posibilidades de éxito. Naturalmente se han añadido otros principios a su funcionamiento ordinario como son la democracia interna, la transparencia, la comunicación, la ética de sus miembros, la evaluación de sus acciones. Este planteamiento de asociarse para trabajar conjuntamente sigue vigente hoy en día.

Cuando estas asociaciones trabajan por un BIEN COMÚN, generalmente aceptado, aunque solo afecte a una pequeña parte de la población, o a una problemática concreta, y lo hacen de manera desinteresada, es decir, sin buscar el lucro personal de sus miembros, se califican de asociaciones de voluntariado.

Si estas asociaciones se plantean conseguir un CAMBIO SOCIAL colectivo (mejor consideración social, más respeto por parte otros actores, más recursos públicos,…) ante su problemática se considera que sus miembros son activistas que luchen por el reconocimiento de un derecho.

Cuando las asociaciones que tienen unas determinadas finalidades y objetivos, piden (y consiguen) de sus personas miembros una FUERTE IMPLICACIÓN PERSONAL, que sobrepasa las pocas horas de dedicación que inviertan, para pasar a ser un rasgo definitorio de sus planteamientos personales y de su escala de valores, decimos que son personas militantes.

La realidad actual dentro de la Federación Catalana de Voluntariado Social que agrupa más de 300 asociaciones, con más de 80.000 personas miembros que de forma desinteresada participan en los proyectos de las mismas, es que reconocemos estos rasgos definitorios en la gran mayoría de las mismas: Están asociadas para trabajar CONJUNTAMENTE, trabajan para un BIEN COMÚN, quieren un CAMBIO SOCIAL en algún ámbito de la comunidad, tienen una FUERTE IMPLICACIÓN PERSONAL en la consecución de sus objetivos.

Son, por lo tanto, personas voluntarias, activistas y militantes, al mismo tiempo y solo mencionando todas estas facetas, pueden entender su realidad, y también su fuerza.

Finalmente, querría remarcar que esta realidad comprobada en el mundo de las entidades sociales, estoy seguro de que se da igualmente en las entidades vecinales, culturales, deportivas, educativas, medioambientales y de salud. Así mismo, una parte muy significativa de estas personas voluntarias, activistas y militantes, viven un “pluriempleo” pues comparten dos o más entidades no solo a nivel social, sino también haciendo tareas voluntarias, buscando un cambio social mediante una fuerte implicación personal. Esto es una muestra de la riqueza de nuestra red asociativa.

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