Los gurús económicos que abatieron a Bartomeu ya le dan la espalda a Laporta

Marc Ciria, Marc Duch e Iván Cabezas reivindican ahora las medidas que en su día rechazaron como solución a la crisis Covid y acusan a la actual junta de incumplir, errar y fracasar en la estrategia económica y financiera

Laporta amb Bartomeu

En asuntos de economía barcelonista especialmente, la opinión y el criterio de Lluís Mascaró, un periodista cada día más descatalogado, deben tomarse como lo que son: la antítesis de la realidad y la visión más radical, manipulada e incierta. Sobre la previa de la asamblea del pasado día 9 de octubre, por ejemplo, hizo la siguiente descripción: “Eduard Romeu realizó ayer un extraordinario y didáctico ejercicio de transparencia para explicar la real situación económica del Barça. Sin maquillajes. Reconociendo claramente que sin las palancas el club estaría en quiebra. Y que seguiría perdiendo unos 200 millones de euros por temporada (…) Más allá de felicitarnos por el cambio de rumbo que está adquiriendo el Barça, hay que agradecer al club que actúe con tanta transparencia. Hacer una rueda de prensa para explicar todos estos números antes de la asamblea del próximo domingo permite a los socios conocer de antemano la realidad económica de la entidad de la que, por cierto, son propietarios”.

En realidad, debió haber empezado por censurar, lo primero, el formato telemático, distante, frío y manipulable, y, en todo caso, haber recordado que, hasta la llegada de Joan Laporta, tanto ahora como en su primer mandato, los resultados del ejercicio, desde los tiempos de Josep Lluís Núñez y hasta la dimisión de Josep Maria Bartomeu, siempre se había explicado la liquidación de la temporada a los socios cuando el auditor los tenía listos, normalmente en julio, y si se retrasaban por alguna causa, a primeros de septiembre.

La gestión de Laporta- y, desde luego, de Eduard Romeu- también en esta materia sólo puede calificarse de opaca, tardía y confusa, pues los resultados sólo pudieron consultarse y ser vistos estrictamente cuando lo prescriben los estatutos, apenas unos días antes de la asamblea, siempre que el socio interesado pidiera cita previa, se le permitiera revisar la memoria y pudiera tomar notas estrechamente vigilado. En ningún caso se le permitió llevársela a su casa para poder analizarla. Curioso, por cierto, que mientras la asamblea fue imperativa e injustificadamente telemática, la junta de Laporta prohibió expresamente que la consulta de los socios pudiera ser realizada de la misma forma; es decir, mediante una conexión y transmisión digital.

Para Laporta, sin embargo, la permanente actitud laudatoria e incondicional de comunicadores como Lluís Mascaró no es tan importante como el giro y el rechazo frontal de los gurús económicos que hasta ahora habían defendido con uñas y dientes, y a machetazos cuando ha sido necesario, la fortaleza y el liderazgo de Joan Laporta, especialmente comparado con la gestión de Josep Maria Bartomeu.

Marc Ciria, opinador jefe de un lobby de economistas y de analistas financieros que hasta ahora habían blindado la opinión pública en esta materia, coincidió en su último cónclave, antes de la asamblea, en que precisamente las recetas aplicadas no han funcionado ni se han dirigido a sanear de verdad la economía del club a base de reducir la deuda, limitar el gasto, equilibrar el déficit ordinario y rebajar el fondo patrimonial negativo. También hubo unanimidad en que la información ofrecida peca de falta de transparencia, detalles y de una enorme ocultación en especial a la hora de explicar el indecente aumento de los gastos generales.

Iván Cabezas y Marc Duch completaron esta triada de expertos reunidos en un sala digital parecida a las que mantenían en privado hace apenas tres años para unificar una estrategia de ataque, acoso y derribo contra Bartomeu en forma de un voto de censura que, finalmente, evitó la debacle asegurada si la anterior junta seguía gobernando el club un minuto más, al menos según su opinión.

Los gurús se opusieron radicalmente a las medidas anticovid propuestas por Bartomeu como eran una rebaja unilateral de los salarios del 20%, medidas de austeridad extremas y la venta de palancas hasta un máximo de 200 millones, siempre con recompra, en principio suficientes para superar la caída de los ingresos de casi 300 millones a causa de la pandemia. Fue por todo eso, y por querer mantener a Messi en el Barça, que los tres pusieron toda su capacidad mediática de persuasión al servicio de acabar con Bartomeu.

Marc Ciria, ahora, hilvana un discurso que nada tiene que ver con la confianza ciega puesta después en la administración de Joan Laporta. Estas son ahora sus principales conclusiones:

“Cuando algunos decíamos que, para salvar al Barça tal y como lo conocemos y manteniendo el modelo de propiedad de socias y socios, era necesario tomar decisiones impopulares nos referíamos a aplicar medidas críticas sobre los salarios deportivos (ERTO); a ejecutar una auditoría laboral integral; a revisar y crear los instrumentos para la participación activa (social y, por qué no, financiera) de nuestros socios y fans para la reconstrucción del Club; a rebajar drásticamente el volumen de gasto (al menos un 30%) en salarios deportivos, no deportivos y cargas financieras; a utilizar las ventas de activos y derechos para enjugar deuda de forma remarcable; ya evaluar desde un punto de vista de riesgo patrimonial la viabilidad del Espai Barça y el endeudamiento global asociado, que nos situará cerca de los 3.000 millones de deuda, inalcanzable a toda costa”.

En su opinión: “No hemos cumplido con la rebaja de gasto. Hemos presupuestado más de 900 millones de euros que nos dejarán unas pérdidas en la temporada 22/23 de 100 millones que secaremos con una nueva palanca financiera (venta de activos, pérdida de patrimonio). Con el futuro próximo en Montjuïc, los ingresos ordinarios irán a la baja notablemente y este agujero, previsiblemente, se hará mayor y necesitaremos nuevas palancas para compensarlo”.

Tampoco, asegura. “No hemos cumplido con el ajuste salarial deportivo y no deportivo. No hemos tomado medidas sólidas en rebajas salariales y los despidos de los ejecutivos de primer nivel, en los que la nueva junta directiva confió hace poco más de un año y que ahora ya no sirven, nos obligan a incrementar esta partida muy por encima de presupuesto (…) No hemos cumplido en la rebaja de deuda. Ni siquiera con las ventas de patrimonio (palancas) hemos sido capaces de rebajar de forma determinada el endeudamiento. Esto nos ha producido un incremento vertical en el pago de intereses financieros. La subida de tipos de interés y tener financiaciones variables en vez de fijas nos ahoga. Tenemos una deuda bancaria superior a 800 millones de euros”.

En cuanto a ingresos, “No hemos cumplido con ingresos comerciales. Nos faltan patrocinadores e ingresos en un capítulo estratégico que debe ser parte del motor de recuperación del club. Necesitamos un equipo ejecutivo de primer nivel que debe hacer volar, literalmente, los ingresos comerciales. En el mismo orden, es necesario un impulso exponencial a todo lo que relaciona con BLM (la sociedad que gestiona el merchandising), donde tampoco cumplimos”.

Por último, “continuamos con un gasto disparado, y se va tirando de crédito y ventas de activos para cuadrar el balance. Esta situación todos sabemos sólo puede revertirse llegando a un equilibrio en el balance ordinario con la finalidad ineludible de ser viables. Ésta y ninguna otra debía ser la tarea prioritaria y, por ahora, no la estamos cumpliendo. Para proteger el modelo de propiedad que nos hace únicos es necesario, en primer lugar, dejar de perder dinero. Y hay que dejar de perder dinero, también, para no tener que recurrir a financiaciones caras o más ventas de activos”.

Parece, pues, que Laporta está perdiendo también este partido.

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